De esto hace ya dos años y desde entonces los habitantes de Flint han bebido agua del grifo envenenada. El ahorro ha salido caro ya que se estima que cerca de 8.500 niños menores de 5 años podrían sufrir daños cerebrales permanentes debido al alto nivel de plomo existente en el agua de la ciudad. […]
Dirigentes Digital
| 03 feb 2016
De esto hace ya dos años y desde entonces los habitantes de Flint han bebido agua del grifo envenenada. El ahorro ha salido caro ya que se estima que cerca de 8.500 niños menores de 5 años podrían sufrir daños cerebrales permanentes debido al alto nivel de plomo existente en el agua de la ciudad.
El presidente Barack Obama ha decretado el estado de emergencia por la crisis sanitaria y ha puesto a disposición de la ciudad hasta 5 millones de fondos federales para hacer frente a la grave situación que viven sus ciudadanos. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA) está coordinando todos los esfuerzos logísticos y técnicos de recuperación de desastre para "aliviar las adversidades y sufrimientos" de los habitantes. Y la Guardia Nacional está distribuyendo entre los residentes agua gratuita, filtros y otras provisiones.
Flint está situada en el llamado ‘Cinturón del óxido’ de Estados Unidos, donde se encuentra la industria del automóvil y del metal de los Grandes Lagos y tiene unos 100.000 residentes, en su gran mayoría población pobre. Además es sede de una gran fábrica de General Motors, la más antigua planta de automoción de Norteamérica.
Crisis del agua
Todo comenzó en abril de 2014 cuando los gobernantes de Flint decidían ahorrar en el sistema de distribución del agua. La ciudad pasó del sistema de aguas del Lago Huron de Detroit a las del río Flint. En ningún momento se llevaron a cabo los tratamientos de depuración pertinentes en el agua del rio. Se filtraron grandes cantidades de plomo a través de las viejas y corroídas cañerías por las que circulaba el agua que utilizan a diario los ciudadanos para cubrir sus necesidades básicas. Los habitantes de la ciudad se quejaron en numerosas ocasiones del aspecto del agua, de su sabor e incluso de su olor. Las autoridades no hicieron caso a las protestas y hasta octubre de 2015 no se volvió al sistema previo de Detroit tras descubrir elevados niveles de plomo en la sangre de niños. La exposición a grandes dosis de este metal puede resultar muy perjudicial para la salud y puede desencadenar enfermedades en el hígado y los riñones en adulos y en niños esta potente neurotoxina está vinculada a trastornos de aprendizaje, bajo coeficiente intelectual y problemas de comportamiento. La situación es tan crítica que se ha recomendado que todos los niños de la ciudad de Flint sean tratados. Según el censo alrededor de los 8.500 menores que hay en la ciudad podrían estar afectados.
Según el canal de televisión estadounidense CBS, las altas dosis de plomo en el agua también estarían relacionadas con un incremento de los casos de legionella en la zona, donde 10 ya han muerto debido a esta enfermedad.
Crisis política
Las críticas a las actuaciones de las autoridades no dejan de sucederse y los ciudadanos piden responsables a la tragedia del agua contaminada. Los errores en la gestión de este problema han sido evidentes pero hasta la fecha la única persona que ha cesado en su cargo ha sido la administradora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para el Medio Oeste de Estados Unidos, Susan Hedman. Hace unos días renunciaba a su puesto después de que en junio del año pasado restara importancia a un informe de la propia EPA sobre los altos niveles de plomo en el agua de la ciudad.
Hay quienes apuntan al gobernador de Michigan, Rick Snyder, como culpable de lo sucedido. Entre ellos el célebre director de cine Michael Moore, natural de Flint, quien llegó a solicitar a la secretaria de Justicia que le arreste y enjuicie porque "él sabía de las toxinas contaminantes y del problema del plomo en el agua enviada a los grifos de las casas de Flint". Snyder ha pedido perdón por esta crisis.
La nueva alcaldesa de la ciudad, Karen Weaver, se ha reunido con Barack Obama en la Casa Blanca. El presidente estadounidense le ha mostrado su apoyo sobre "esta terrible tragedia" y ha declarado sobre lo ocurrido que "si yo fuera uno de esos padres de los niños de Flint estaría fuera de mí solo de pensar que la salud de mis hijos pudiera estar en riesgo".
Por su parte el fiscal del estado, Bill Schuette, ha declarado en un comunicado que "la situación en Flint es una tragedia humana en la que las familias están pasándolo muy mal, incluso por las cosas más cotidianas del día a día".
El Departamento de Justicia federal va a investigar lo sucedido en colaboración con la Agencia de Protección Ambiental en lo que ya se ha declarado un problema de salud pública y una emergencia federal en Estados Unidos.