En el pasado, la deuda de los mercados emergentes (DME) se consideró como una inversión muy especializada y exótica y, aunque ahora se ha convertido en generalista, vemos que sigue siendo un área proclive a las malinterpretaciones. Sería una lástima que alguno de los mitos imperantes sobre la DME alejase a los inversores de esta […]
Dirigentes Digital
| 06 jun 2018
En el pasado, la deuda de los mercados emergentes (DME) se consideró como una inversión muy especializada y exótica y, aunque ahora se ha convertido en generalista, vemos que sigue siendo un área proclive a las malinterpretaciones. Sería una lástima que alguno de los mitos imperantes sobre la DME alejase a los inversores de esta clase de activos, ya que, a nuestro juicio, la DME podría mejorar las rentabilidades con un perfil de volatilidad que no es superior al de los bonos high yield estadounidenses2 . A continuación desgranamos los cinco mitos sobre la DME que aparecen con más frecuencia nuestras conversaciones con los clientes o en los medios de comunicación. La deuda emergente siempre registra rentabilidades negativas cuando la Fed sube tipos Es absolutamente cierto que, en el pasado, los ciclos de endurecimiento monetario de la Reserva Federal estadounidense han coincidido con un periodo negativo en la DME, o lo han provocado, pero la relación no es estrictamente causal. La realidad presenta muchos más matices y existen ejemplos recientes de buen comportamiento de la DME durante una fase de subidas de tipos por parte de la Fed. La deuda emergente es de calidad inferior a la deuda de los mercados desarrollados El término “deuda de los mercados emergentes” es una designación genérica que enmascara la gran diversidad existente entre países. En un extremo se encuentran los denominados “mercados frontera”, como Nigeria y Egipto, o los mercados emergentes en¡ desarrollo, como Filipinas. En el otro extremo del espectro figuran mercados emergentes más maduros, como México, y países como Corea del Sur, que también podrían clasificarse como mercados desarrollados. Invertir en deuda emergente supone asumir mucho riesgo de tipos de cambio Los estados y empresas emergentes pueden sufrir un desajuste cambiario entre sus activos y pasivos. En otras palabras, emitir bonos denominados en dólares estadounidenses que habrá que devolver usando las monedas nacionales crea el riesgo de que las fluctuaciones de los tipos de cambio puedan aumentar espectacularmente el coste de devolución de la deuda. Invertir en deuda emergente equivale a exponerse mucho a las materias primas Actualmente, todavía se percibe a los mercados emergentes como dependientes de precios altos en las materias primas para su fortaleza económica. Aunque ciertamente es así en algunos casos, y un buen ejemplo de ello sería Venezuela, en general esta percepción no encuentra refrendo en los datos. La deuda emergente es un universo de inversión homogéneo A menudo nos encontramos con la idea tácita de que la DME es un único universo de inversión, como el índice FTSE 100 o el mercado de bonos high yield estadounidenses. La realidad presenta muchos más matices.