El mundo árabe es una región asolada por los conflictos bélicos. Desde Yemen hasta Libia pasando por Siria e Irak. Esta terrible situación se está traduciendo en una oleada de refugiados que huyendo de las zonas en guerra, deciden surcar el Mediterráneo en busca de una vida mejor, o simplemente, de una vida. Según el […]
Dirigentes Digital
| 24 abr 2015
El mundo árabe es una región asolada por los conflictos bélicos. Desde Yemen hasta Libia pasando por Siria e Irak. Esta terrible situación se está traduciendo en una oleada de refugiados que huyendo de las zonas en guerra, deciden surcar el Mediterráneo en busca de una vida mejor, o simplemente, de una vida.
Según el último informe de Acnur, a finales de 2013 había 51,2 millones de personas desplazadas forzosamente en todo el mundo a consecuencia de la persecución, los conflictos, la violencia generalizada o las violaciones de derechos humanos. De ellas, unos 16,7 millones eran refugiados.
A causa de la guerra civil, casi 4 millones de sirios, se han refugiado en países vecinos, cuyos campos de acogida están saturados y al borde del colapso. El deterioro de la situación y la intensificación de los combates tanto aquí como en Libia, han convertido a estos países en principal punto de partida de las pateras hacia Italia. De hecho, el 90% de los emigrantes que arriban a Italia parten de Libia.
La última ‘corriente’ de inmigración demuestra que Europa se enfrenta a un gran desafío. Casi 57.300 inmigrantes irregulares llegaron a Europa en el primer trimestre de 2015. Esta cifra triplica la del mismo periodo del año anterior.
Por el Mediterráneo Central han irrumpido 10.200 más personas que en 2014, eso sin contar los 10.000 adicionales rescatados en alta mar en los últimos días, según la Organización Integral para la Migración (IOM, por sus siglas en inglés).
Durante el año pasado más de 3.000 hombres, mujeres y niños perdieron la vida en esta ‘mortal travesía’. Sin embargo, estos fallecimientos no han suavizado la marea humana que huye de la violencia de su país natal.
El problema que conlleva a esta situación es un problema de’ raíz’, humanitario. Sin embargo, desde Bruselas se empeñan en hacerle frente con una respuesta meramente policial. Lo que realmente sucede, es que el ‘drama’ de unos pocos se ha convertido en negocio para otros, concretamente para las mafias del Mediterráneo.
Las guerras y la insostenible situación que se vive en algunos campos de refugiados han ocasionado que surjan redes de tráfico de inmigrantes. El contrabando de estas personas en aguas del Mediterráneo costeras con Libia se ha convertido en una terrible tendencia cada vez más numerosa.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido por su parte a los países que cooperen para desmantelar esta red de tráfico ilegal de personas y para que sus responsables sean llevados ante la justicia. Mediante un comunicado, el organismo ha expresado su "grave preocupación" y la necesidad de buscar una "respuesta global" a esta problemática y proteger a los "inmigrantes", que al fin y al cabo, son sólo víctimas de estos traficantes.
El secretario general de la Interpol, Jürgen Stock, declaró también a través de un comunicado la preocupación y necesidad de "identificar y desmantelar las redes organizadas que se aprovechan de la desesperación de sus víctimas inocentes". Para Stock, este es un problema que "Europa sola no puede abordar".