Cuando nació Dirigentes, en 1986, Lionel Richie dominaba las ondas de radio con su ‘Say You, Say Me’. El paro en España superaba el 20%, 2,7 millones de personas. La "Quinta del Buitre" comenzaba una racha de seis Ligas consecutivas para el Real Madrid y su capitán, Emilio Butragueño, era, sin ambages, la máxima estrella […]
Dirigentes Digital
| 23 may 2016
Cuando nació Dirigentes, en 1986, Lionel Richie dominaba las ondas de radio con su ‘Say You, Say Me’. El paro en España superaba el 20%, 2,7 millones de personas. La "Quinta del Buitre" comenzaba una racha de seis Ligas consecutivas para el Real Madrid y su capitán, Emilio Butragueño, era, sin ambages, la máxima estrella nacional. En las elecciones de junio de ese año, el Partido Socialista Obrero Español barría con un 44% de los votos a su principal oponente, la Coalición Popular de Manuel Fraga, que se quedaba con un 26%, y a la UCD de Adolfo Suárez, que se mantenía en un insuficiente 9%. La Izquierda Unida de Gerardo Iglesias obtuvo el 4,6% de los sufragios.
En muchos sentidos, aquella época y ésta tienen cosas en común. Entonces se padecía una dura crisis económica, derivada entre otras cosas de las tremendas crisis energéticas de los setenta. En España el desempleo rompía las esperanzas de una juventud abandonada a su suerte
Políticamente también se dan similitudes, pero sobre todo encontramos muchas diferencias. En 1986 había cuatro políticos principales ocupando el mismo espectro ideológico que ahora: Gerardo Iglesias representaba a la izquierda "pura", en un papel similar al de Pablo Iglesias; Felipe González, a la socialdemocracia, a la izquierda que había renunciado al marxismo, al PSOE que lidera ahora Pedro Sánchez; en el centro se situaba Adolfo Suárez donde ahora intenta ubicarse Albert Rivera; y en la derecha estaba Manuel Fraga, de Coalición Popular, el germen de lo que sería el Partido Popular, fundado años después por José María Aznar y hoy encabezado por Mariano Rajoy.
Pero aquella España era territorio indiscutiblemente socialista desde que el PSOE llegara al Gobierno cuatro años antes. Con sus 184 escaños, la segunda legislatura iba a ser decisiva en el dibujado de las políticas públicas de los años siguientes. En 1986 el país entró en la Comunidad Económica Europea y eso ayudó a una creación exprés de casi millón y medio de puestos de trabajo en los tres años siguientes.
"Por entonces, esencialmente había un partido y medio: el PSOE, con el control casi absoluto en el Gobierno central, regiones y municipios; y una oposición fragmentada", afirma para Dirigentes Pablo Simón, politólogo de Politikon. es. "El sistema bipartidista no se inaugura hasta el período 1989-1993. Antes de la llegada de José María Aznar no existen dos partidos fuertes".
Ahora, por el contrario, hay una fragmentación importante y un desacuerdo en qué recetas aplicar, además de un nivel extremo de polarización política, asegura Simón. Si algo hay que aprender de entonces para la situación actual, concluye, es que hay partidos que emergen con fuerza pero acaban desapareciendo, como UCD- CDS. "Estamos en un período de fluidez de nuestro sistema de partidos.
Todo puede cambiar mucho, porque el sistema electoral [la Ley D’Hont] es una trampa de hierro para los partidos que empiezan a perder apoyos", explica Simon.
Por todo ello, no basta con esperar al verano para saber qué pinta va a tener nuestro sistema de partidos. "La situación actual puede cambiar en dos o tres ciclos electorales; tardaremos una década en saber qué va a ocurrir. Por eso son los partidos tan estratégicos y y por eso son tan prudentes y tardan en pactar".
No sólo en el fondo, también en la forma las cosas han cambiado mucho, y ello es signo del futuro que nos espera. "Hay que mostrarse. Existe un esfuerzo consciente por hacer público todo. Por ejemplo, es normal que un político anuncie por Twitter que va a llamar a otro. Incluso se desvelan conversaciones privadas. En ese sentido, la política se ha convertido en un gran escenario. Asistimos a una ‘espectacularización’ de la política", explica a DIRIGENTES Jorge Resina, doctor en Ciencias Políticas e investigador de la Universidad Complutense de Madrid. "Antes se negociaba con mayor discreción", añade.
Los políticos mantenían cierta prudencia en sus contactos y muchos de los acuerdos tenían una intrahistoria que quedaba solo para sus protagonistas. Ahora, en cambio, la actitud es otra. Ello hace que, cada vez más, la política tienda a ser un entretenimiento".
Resina considera que los llamados nuevos partidos parecen haber madurado rápido y ya están reproduciendo prácticas tradicionales. "Robert Michels, un sociólogo alemán del pasado siglo, caracterizaba el funcionamiento de los partidos políticos en base a la ‘ley de hierro de la oligarquía’, norma bajo la cual éstos terminaban convirtiéndose, antes o después, en organizaciones jerárquicas, sujetas al gobierno de una minoría".
Puede leer el reportaje completo en el especial 30 Aniversario de la revista DIRIGENTES, ya en su quiosco.