Lo cierto es que el nuevo deterioro de las condiciones financieras que recoge nuestro índice lo ha llevado a niveles de 2013. Su materialización a través de spread más amplios, precios a la baja de activos, inestabilidad de las divisas (desarrolladas al alza frente al dólar y el dólar al alza frente a las emergentes) […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Lo cierto es que el nuevo deterioro de las condiciones financieras que recoge nuestro índice lo ha llevado a niveles de 2013.
Su materialización a través de spread más amplios, precios a la baja de activos, inestabilidad de las divisas (desarrolladas al alza frente al dólar y el dólar al alza frente a las emergentes) y caída de las Bolsas, en un contexto de menor liquidez, parece contradecir la deseada estabilidad financiera coherente con la recuperación económica. Pero, también es cierto, hasta el momento una mejora forzada de las condiciones financieras no ha sido suficiente para conseguir una recuperación sostenible. Esto no significa olvidarnos de que es una condición necesaria.
Ayer mismo decía el FMI que la Fed debe tomar decisiones en función de los datos económicos. Pero advirtió al BCE de la necesidad de ampliar las medidas expansivas monetarias si no había una mejora clara en la inflación. También ayer la autoridad monetaria europea rebajó sus previsiones de inflación, al mismo tiempo que el tipo de cambio sigue en niveles no lejos de cuando anunció el QE. ¿Ha perdido credibilidad el BCE con respecto a las expectativas de inflación? Como decía también ayer un consejero del BOJ, repetir que el objetivo es una inflación del 2% no es suficiente para alcanzarlo. Especialmente si las medidas aplicadas hasta el momento prueban ser insuficientes.
Pero, el BCE ya ha dicho en el pasado que es la política fiscal, también reformas estructurales (incluyendo una mayor integración), imprescindibles para lograr un crecimiento sostenido. Al final, que el primer shock monetario positivo se vea complementado con otras medidas también positivas de política económica. Y sí lo estamos viendo, aunque no como nos hubiera gustado. Políticas fiscales expansivas, pero que amenazan el objetivo de estabilidad presupuestaria a plazo; reformas tímidas, ante la debilidad política; integración forzada, pero limitada.
Nosotros seguimos pensando que el BCE mantendrá el programa de compra de activos más allá de su finalización oficial de septiembre de 2016. Y no descartamos que lo amplíe en tamaño, aunque también puede tomar otras medidas en términos de facilidad de crédito o ampliar el abanico de activos a comprar. Más de lo mismo, pero mejor. Creo.
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España.