La salida de la suspensión de pagos de Detroit se lleva a cabo después de que el pasado noviembre un tribunal estadounidense aceptara el plan de la ciudad para reestructurar unos 7.000 millones de dólares de su deuda e invertir otros 1.700 millones en la reconstrucción de servicios e infraestructuras. Además, la cuidad ha conseguido […]
Dirigentes Digital
| 11 dic 2014
La salida de la suspensión de pagos de Detroit se lleva a cabo después de que el pasado noviembre un tribunal estadounidense aceptara el plan de la ciudad para reestructurar unos 7.000 millones de dólares de su deuda e invertir otros 1.700 millones en la reconstrucción de servicios e infraestructuras.
Además, la cuidad ha conseguido por parte de distintas fundaciones 366 millones de dólares a recibir en los próximos 20 años, y el estado de Michigan se ha comprometido a dar otros 195 millones de dólares.
A pesar del esfuerzo y la voluntad de todos de devolver "el brillo" a Detroit, sigue habiendo dudas sobre cómo la ciudad puede cambiar su destino. Llevará tiempo mejorar la crítica situación en los barrios más afectados, solucionar los enormes problemas en escuelas públicas o detener el éxodo de los contribuyentes. La ciudad pasó de casi dos millones de habitantes a menos de 700.000 en apenas unos meses.
Pero quizás los mayores retos serán atraer de nuevo a empresas y comenzar a crear empleo, ya que en estos momentos Detroit posee una tasa de desempleo que duplica la media nacional.
Mediadores de la nueva situación
Desde que en julio de 2013 Detroit se declarara en bancarrota, la ciudad ha estado bajo administración judicial. Al frente, el juez Gerald Rosen. Y Kevyn Orr, abogado especialista en este tipo de casos, fue el gestor designado para manejar la situación. Orr, que ha trabajado para gestionar y poner en orden las cuentas de Detroit, lideró las conversaciones para renegociar la deuda de 18.000 millones de dólares entre la ciudad y sus acreedores.
Kevyn Orr cree que ya no será necesario que la administración judicial siga supervisando el gasto de la ciudad ya que las condiciones financieras "han sido corregidas de manera sostenible". Orr piensa que ya se puede retirar y devolver así el mando a la administración local. "Todo va a ser un gran desafío", decía el alcalde de Detroit Mike Duggan.
El gobernador de Michigan, Richard Snyder, señalaba que lo ocurrido "es algo realmente histórico y supera las expectativas de muchos. Y, aunque aún hay mucho por hacer, Detroit ha experimentado una notable mejoría en estos meses". Entre otras mejoras Snyder hablaba de la tasa de homicidios en la ciudad. Cuando se produjo la quiebra estaba en su nivel más alto en 40 años, y ahora ha caído un 18 por ciento.
Ahora queda el más difícil todavía, una larga prueba en la que se verá si la capacidad de los líderes políticos locales es la adecuada para trazar un nuevo rumbo para una ciudad que ha sido rescatada del colapso financiero.
Será complicado también que los residentes olviden todo lo vivido tras el endeudamiento, y vuelvan a confiar en unos políticos que les llevaron a la crisis tras una la mala gestión y corrupción en el Ayuntamiento.