Tensión en los mercados de renta fija al calor de los rumores que, una vez más, surgen en torno a un banco central. En esta ocasión ha sido el turno del BCE, pero es la Fed la principal fuente de preocupación pues ya está embarcada en su ‘estrategia de salida’… Aunque lo desmintió rápidamente, la […]
Dirigentes Digital
| 10 oct 2016
Tensión en los mercados de renta fija al calor de los rumores que, una vez más, surgen en torno a un banco central. En esta ocasión ha sido el turno del BCE, pero es la Fed la principal fuente de preocupación pues ya está embarcada en su ‘estrategia de salida’… Aunque lo desmintió rápidamente, la mera idea de que el Banco Central Europeo (BCE) piense en reducir sus compras de activos (QE) ha calentado las rentabilidades de la deuda de la Zona Euro, cuyos bajos niveles, no obstante, las hacen ‘sensibles’ a cualquier tipo de información en este sentido. Sin embargo, una vez más vuelven las dudas sobre el riesgo que supone un mercado que, para muchos, es una burbuja a punto de estallar. Más allá de las alarmas de siempre, como es el caso de Bill Gross, en sus perspectivas para el cuarto trimestre BlackRock advertía, de hecho, que “las yields de acciones y bonos “están presentando una mayor correlación y podrían caer al unísono, mientras el alza de las rentabilidades a largo plazo supone un riesgo extremo que podría derivar en un ajuste indeseado de las condiciones financieras”. Mientras, el Departamento de Análisis de Bankinter considera que las rentabilidades de la renta fija soberana han tocado mínimos, “y seguimos advirtiendo de que son el activo que presenta más riesgo actualmente”. Sin embargo, también hay analistas que creen que el débil crecimiento y la escasa inflación mantendrá a los bancos centrales en ‘modo acomodaticio’, “justificando que nos mantengamos en un contexto de muy bajas TIRes, aunque con creciente volatilidad ocasionada por cualquier rumor como el del BCE”, opina Renta 4. Por otra parte, mientras no son pocos los que ‘ligan’ las yields de la deuda a las políticas de los bancos centrales, limitando sus bajos niveles a los estímulos de estos y alertando que cuando se acaben las rentabilidades subirán, Capital Economics cree que “no hay necesidad de que esto sea así”. En primer lugar, aluden también a la escasa actividad y a la débil inflación. Y, en segundo, aunque reconocen el papel jugado por las autoridades monetarias, afirman tajantes que “a menos que estas vendan sus activos, es difícil ver por qué los rendimientos deberían repuntar sustancialmente. Sólo reducir el QE tiene poco impacto en este sentido”. Así las cosas, esperan que las rentabilidades de los bonos sigan siendo bajas en gran parte del mundo desarrollado en los próximos años, sobre todo en Japón y la Zona Euro, donde es probable que la política monetaria siga siendo acomodaticia. “Incluso en Estados Unidos, donde creemos que la Fed subirá los tipos más rápido de lo que prevé el mercado, estimamos que el diez años apenas alcance el 2,75% a finales de 2017, desde el 1,7% actual”.