Sin prisa, pero sin pausa, los criterios ambientales, sociales y de gobernanza empresarial (ESG por sus siglas en inglés) van ganando terreno y la inversión responsable cala cada vez más en la comunidad financiera. Casos como el de Volkswagen o Mylan, cuyas malas prácticas se han reflejado en su valoración bursátil ponen de manifiesto la […]
Dirigentes Digital
| 03 mar 2017
Sin prisa, pero sin pausa, los criterios ambientales, sociales y de gobernanza empresarial (ESG por sus siglas en inglés) van ganando terreno y la inversión responsable cala cada vez más en la comunidad financiera. Casos como el de Volkswagen o Mylan, cuyas malas prácticas se han reflejado en su valoración bursátil ponen de manifiesto la importancia de tener en cuenta estos factores a la hora de construir cartera. Pero, proteger la rentabilidad de este riesgo, apunta David Goodsell, director ejecutivo del Durable Portfolio Construction Research Center de Natixis Global Asset Management, es sólo una de las dimensiones de este tipo de inversión. “Existen oportunidades positivas creadas por las tendencias seculares en la economía que pueden agregar potencial de crecimiento a largo plazo en los portfolios. Las infraestructuras sostenibles, las redes eléctricas inteligentes y la urbanización son temas que se desarrollan en los mercados de todo el mundo”, destaca. Es más, añade, el ruido de corto plazo de los mercados puede verse aliviado con la inversión en tendencias de largo plazo para reducir la volatilidad emocional que suele acompañarlo. Por ejemplo, el empleo inteligente de tierras y agua en la agricultura, la cobertura de las necesidades de una población envejecida, “son dos de los muchos problemas que habrá que abordar”. Y, añade, “es probable que el capital fluya hacia aquellas empresas que puedan resolverlos, creando oportunidades para los inversores con un horizonte temporal mayor”. Así, concluye, en un entorno marcado por una demanda de que los intereses del gestor activo se alineen con los de sus clientes, las estrategias ESG “pueden ser una de las soluciones que ayuden a los profesionales a mostrar claramente su valor”. De hecho, es clave en este sentido conocer mejor al inversor, saber qué significa su dinero para ellos y qué objetivos tiene, pues puede resultar “tentador pensar que la inversión responsable sea una preocupación de los clientes de mayor patrimonio o de los family offices. Pero, en realidad, este interés atraviesa todas las bandas de riqueza y edad. Es una conversación que vale la pena en lo que parece ser un mundo incierto”.