La diversidad avanza lentamente en Davos ya que los hombres continúan superando a las mujeres en una proporción de más de cuatro a uno. Los principales políticos del mundo, autoridades, mentes brillantes y empresarios llegan esta semana a Davos, en Suiza, para la reunión anual del Foro Económico Mundial. El programa es bastante ecléctico; los temas son una mezcla compleja y fascinante de problemas que […]
Dirigentes Digital
| 21 ene 2016
La diversidad avanza lentamente en Davos ya que los hombres continúan superando a las mujeres en una proporción de más de cuatro a uno. Los principales políticos del mundo, autoridades, mentes brillantes y empresarios llegan esta semana a Davos, en Suiza, para la reunión anual del Foro Económico Mundial. El programa es bastante ecléctico; los temas son una mezcla compleja y fascinante de problemas que buscan solución. Sin embargo, hay un aspecto en el que la lista de invitados no supera la prueba básica para cualquier anfitrión o anfitriona: los hombres superan a las mujeres en proporción de más de cuatro a uno. Cuando se trata de diversidad en otros aspectos como el origen étnico o racial, las cifras no son mucho mejores.
Resulta tentador culpar a los organizadores, el propio Foro Económico Mundial, pero no sería justo. Los delegados procedentes del sector corporativo, que incluyen cerca de 1.500 líderes empresariales, son elegidos por las propias compañías. Y la mayoría son hombres. Las mujeres representaban sólo el 17% de los delegados del año pasado, lo que de hecho supuso una ligera mejora respecto al año anterior. Entre los invitados de la sociedad académica y civil, cuyas invitaciones están condicionadas de forma más directa por el Foro Económico Mundial, la proporción de mujeres se eleva al 25% y 20%, respectivamente. Datos algo más respetables.
El bajo número de mujeres en Davos simplemente refleja el bajo nivel de representación femenina en los puestos de responsabilidad en la política y los negocios. Sin embargo, hemos de reconocer que se están llevando a cabo progresos y algunas de las personalidades más destacadas del escenario global de nuestra generación son mujeres, incluyendo a Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos; Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional; y Angela Merkel, la canciller alemana. No obstante, este avance no es suficiente y el progreso en la igualdad de género sigue siendo sencillamente demasiado lento.
Tal vez la predicción que más dio que pensar en la edición del año pasado fue hecha por Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora ejecutiva de ONU Mujeres, durante el lanzamiento de la campaña de ONU Mujeres "HeForShe" ("Él para ella"), que animaba a los hombres a apoyar los derechos de las mujeres. Phumzile señaló que, al ritmo de progreso actual: "una niña nacida durante Davos 2015 tendrá 81 años cuando se alcance la paridad de género". Dicho sin rodeos, necesitamos más mujeres en los puestos de responsabilidad de las organizaciones más importantes del mundo si queremos que los delegados de Davos sean más equitativos entre ambos sexos.
Pero, ¿cómo lograrlo? Lo primero es comprender el sólido razonamiento económico que respalda la igualdad de género. No existe lugar a dudas cuando se trata de hablar de los beneficios: un mejor uso de las habilidades conduce a una mayor productividad, lo que lleva a una economía más fuerte en general.
Las autoridades políticas pueden mostrar el camino pero, el sector empresarial tiene también que hacer su parte. Una de las cosas concretas que puede hacer es afrontar la brecha salarial existente entre ambos géneros. Sorprendentemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) encontró recientemente brechas salariales de género del 10% o más en 15 de los países del G-20. Parte de esta brecha se debe a la divergencias que existen en las estructuras de remuneración en las diferentes carreras profesionales. Por ejemplo, el Servicio de Admisiones de Universidades y Escuelas en Reino Unido (UCAS, por sus siglas en inglés) ha descubierto hace poco que las mujeres superan a los hombres en casi dos tercios de todas las titulaciones. Sin embargo, los estudiantes varones siguen dominando muchos de las carreras que conducen a mejores salarios como la ingeniería y algunas ciencias.
Los estudios demuestran que los prejuicios todavía afectan a las mujeres en términos de reconocimiento, remuneración y promoción. Para muchas mujeres, el lugar de trabajo no es meritocrático a pesar de que la mayoría de las organizaciones se esfuerzan y de hecho creen que sus procesos de entrevistas y evaluación son justos. Por ellos, los líderes han de entender cómo, de forma inconsciente, los prejuicios pueden beneficiar de forma injusta a algunas personas en detrimento de los demás y deben tomar medidas tangibles para solucionar esta situación. Para las empresas que realmente incorporan la diversidad de equipos, esta se convierte en una genuina ventaja competitiva. Después de todo, sabemos que los equipos mixtos son mejores. Eso es tan cierto a nivel empresarial como en cualquier otro ámbito.
Y quién sabe, con un mejor equilibrio entre ambos géneros sobre la mesa, la reunión anual en Davos podría tener aún más éxito en la solución de los problemas del mundo en los próximos años. Porque, seamos sinceros, hay algunas cuestiones en las que necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.
Anne Richards, Directora de Inversiones en Aberdeen AM.