La escasez de papel en el mercado para continuar con el programa de compra de activos (QE) ha sido ampliamente debatida por los expertos. Y aunque el límite del -0,4% ha sido eliminado, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi ha dejado claro que se trata de “una opción, no una obligación”, por […]
Dirigentes Digital
| 08 dic 2016
La escasez de papel en el mercado para continuar con el programa de compra de activos (QE) ha sido ampliamente debatida por los expertos. Y aunque el límite del -0,4% ha sido eliminado, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi ha dejado claro que se trata de “una opción, no una obligación”, por lo que en principio el programa continuará como hasta ahora en este sentido. Antes de la rueda de prensa, el organismo anunciaba en su comunicado que desde abril de 2017 las compras se realizarán a un ritmo mensual de 60.000 millones de euros hasta el final de diciembre de 2017. O más allá si fuera necesario y, en cualquier caso, “hasta que el Consejo de Gobierno aprecie un ajuste sostenido de la senda de inflación consistente con su objetivo”. En este sentido, el BCE ha elevado sus previsiones de inflación al 1,3% para el próximo año, desde el 1,2% inicial, aunque las ha rebajado al 1,5% para 2018 frente al 1,6% anterior, manteniendo el 1,7% estimado para 2019. Respecto al programa de compra de deuda, que se amplía de marzo hasta finales de 2017, con la posibilidad de extenderlo todavía más si así lo requieren sus planes, Draghi ha indicado que el escenario actual no se diferencia a marzo de 2016, cuando se puso en marcha el programa con esos 60.000 millones de euros que ahora protagonizarán las compras del BCE frente a los 80.000 que el organismo venía manejando en los últimos meses. El presidente del organismo ha dejado claro que los temores de deflación han desaparecido por completo, pero que “la incertidumbre continúa siendo muy elevada”. Frente a los rumores, Draghi también ha querido dejar claro que no se ha hablado en ningún momento del famoso tapering (retirada de estímulos), que hace solo unas semanas era una posibilidad descontada por el mercado, con un crecimiento y una inflación en la región aún ‘poco convincentes’, pero en marcha, y una banca atenazada por los tipos mínimos (incluso negativos). Pero desde entonces, Donald Trump ha ganado las elecciones en Estados Unidos y, contra todo pronóstico, se convertirá el próximo 20 de enero en el 45º presidente del país; sus promesas fiscales y de inversión en infraestructuras han impulsado las previsiones de inflación y, de su mano, se han tensado los mercados de renta fija con una importante escalada de las rentabilidades. Mientras, a este lado del Atlántico, Italia ha dicho ‘no’ a la reforma constitucional y su Primer Ministro, Matteo Renzi, ha dimitido, abriendo un nuevo capítulo en la incertidumbre política del Viejo Continente, que aún vigila las consecuencias del Brexit y se prepara para importantes elecciones en Francia o Alemania en 2017. Al mismo tiempo, el petróleo se ha disparado al calor del acuerdo para reducir la producción alcanzado por la OPEP. Y el euro se ha debilitado frente al dólar, llegando a ver mínimos de 20 meses. “Sin embargo, las expectativas de inflación siguen siendo indeseablemente bajas y buena parte de su aumento simplemente puede deberse a un incremento de la incertidumbre”, explica Jennifer McKeown, economista jefe para Europa de Capital Economics. Y la caída de la ‘moneda única’, “no sólo se asienta sobre unas mejores previsiones para Estados Unidos o tipos más altos de la Fed, los mayores riesgos de la Zona Euro también han jugado un gran papel”. Inestabilidad que, en su opinión, puede “dañar la confianza de empresas y consumidores, lo que implica un crecimiento más débil (…) al tiempo que el peligro de que algún país salga del euro ha aumentado”. La firma espera que el PIB de la región repunte un 1% en 2017. Tapering o la necesidad de una ‘estrategia de salida’ Patrick O´Donnell, gestor de inversiones en Aberdeen AM, alertaba de que el consenso mayoritario que ha existido en las últimas sesiones sobre una ampliación de los estímulos por parte del BCE, como así ha sucedido finalmente, “significa que existe una importante presión para comunicar sus decisiones de forma correcta. Si titubea lo más mínimo, obstaculizará profundamente la recientemente iniciada recapitalización de Monte dei Paschi”. Draghi “No quiere tomar riesgos ahora, pero en algún momento tendrá que empezar a revisar su estrategia de salida”, añadían desde BlackRock. Mientras, los analistas de Société Générale se preguntaban: ¿Habrá algún momento mejor que 2017 para iniciar el tapering?”