La economía estadounidense pisa el freno después del robusto crecimiento de la primera parte del año pasado. El PIB durante el primer trimestre creció un 0,5%, frente al 1,4% en el cuarto trimestre del año pasado, lejos del 2% del tercer trimestre y del 3,9% del segundo trimestre de 2015.
Los analistas esperaban que los tres primeros meses del año no hubieran sido buenos para la economía, observando los indicadores adelantados, resultados empresariales, los sobresaltos del mercado de capitales y la desaceleración global, pero no preveían que fuera tan brusco. El consenso del mercado sitúa la tasa de crecimiento anualizada al 0,7%.
Se han visto especialmente penalizados la inversión empresarial y el gasto federal en infraestructuras, con caídas del 5,9% y 10,7%, respectivamente. La demanda interna también registró cierta moderación. El gasto de los consumidores creció un 1,9%, cinco décimas menos que a final de año, y lastrado por la inversión en bienes duraderos, que acumuló un descenso del 1,6%.