¿Lo recuerdan? El modelo de crecimiento durante la Gran Moderación era aquel donde la riqueza financiera (no sólo por la revalorización de la vivienda) propiciaba un aumento del consumo que deprimía la tasa de ahorro. Hablo naturalmente de la economía norteamericana, aunque en mayor o menor medida era un modelo que muchos países desarrollados asumieron. […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
¿Lo recuerdan? El modelo de crecimiento durante la Gran Moderación era aquel donde la riqueza financiera (no sólo por la revalorización de la vivienda) propiciaba un aumento del consumo que deprimía la tasa de ahorro. Hablo naturalmente de la economía norteamericana, aunque en mayor o menor medida era un modelo que muchos países desarrollados asumieron. O asumimos.
La nueva recuperación de la riqueza neta ya se está traduciendo en Estados Unidos en descensos de la tasa de ahorro, favoreciendo la recuperación del consumo. Pero, es cierto, siempre nos gustaría que el crecimiento de la demanda fuera mucho mayor. Aquí entran otro tipo de consideraciones relacionadas en Estados Unidos con problemas estructurales como el demográfico, la elevada deuda y hasta el contexto internacional. No, no me he equivocado al valorarlos como estructurales.
Las diferencias de la Gran Recesión con respecto a otras crisis anteriores recientes son obvias. Pero una de ellas es el impacto en la riqueza de las familias: en las anteriores los ajustes de precios de la vivienda y mercados financieros se alternaban para matizar el deterioro en la riqueza neta; en la crisis actual ambos tipos de activos, vivienda y mercados, perdieron valor. Naturalmente, hasta que la Fed comenzó a implementar el QE…
Algunos economistas consideran que el impacto económico de la Crisis actual ha sido tan pronunciado precisamente por el deterioro del valor de la vivienda: la vivienda se financia con préstamos; la caída de los precios lleva a un fuerte ajuste de gasto para reducir la deuda. En el caso de otras crisis financieras anteriores, la pérdida de valor de los activos financieros tenía un impacto más limitado en el gasto, precisamente por ser inversión financiera. Bueno, como hemos visto en el caso anterior, sin duda el hecho de que la vivienda se haya revalorizado en otras crisis anteriores sin duda ha podido matizar el impacto económico negativo en el consumo. Ahora considerarán de otra forma el énfasis de la Fed en la recuperación de los precios de la vivienda, más allá de su impacto positivo en la recuperación del sector crediticio.
Tipos de interés casi nulos, baja tasa de desempleo, moderada inflación… ¿no es lógico esperar que los precios de la vivienda vuelvan a recuperarse? En Estados Unidos, llevamos asistiendo a esta recuperación desde hace más de dos años, incluso volviendo a cuestionar niveles fundamentales en términos de salarios y alquileres. En paralelo, la riqueza financiera también se está recuperando, con mercados en niveles altos de precios en términos de fundamentales. Naturalmente, lo que falla para que este proceso siga adelante con precios de los activos al alza es una mejora de los fundamentales más allá de medidas artificiales expansivas de demanda. En esta situación estamos.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.