Después de casi un año sin Gobierno en España, se puede decir que Mariano Rajoy ya dejará de ser presidente en funciones. Este circo político ya tiene domador, después de que el único partido que podía hacerle algo de sombra (el PSOE) haya hecho estallar la bomba en su propio seno, dejándolo reducido a las […]
Dirigentes Digital
| 06 oct 2016
Después de casi un año sin Gobierno en España, se puede decir que Mariano Rajoy ya dejará de ser presidente en funciones. Este circo político ya tiene domador, después de que el único partido que podía hacerle algo de sombra (el PSOE) haya hecho estallar la bomba en su propio seno, dejándolo reducido a las más minúsculas cenizas.
Que Rajoy ya es presidente lo sabe hasta el más pequeño de los ‘locos bajitos’ de este país, aunque no se haya formalizado todavía la situación.
Ante el descalabro de su principal rival, Pedro Sánchez, Rajoy tiene dos tranquilas opciones: esperar sentado a que la investidura se gane por sí sola (los principales barones tradicionales críticos contra Sánchez ya han asegurado que el partido rojo no pondría demasiadas dificultades a la abstención) o marear la perdiz hasta dejar el plazo que finaliza el próximo 31 de octubre para disolver las Cortes y arriesgarse a una mayoría absoluta en las terceras elecciones.
En ambos casos, la batalla está ganada. Si se produce la primera opción, el Partido Popular se coronará como "el Gobierno conservador y estable que necesita el país", como ellos mismos se califican. Si Rajoy se arriesga a la segunda, todo el mundo sabe que unas terceras elecciones supondrían un mayor impulso al PP en número de escaños (incluso por encima de los logrados el 26J, y recordando que algunas encuestas se atrevían a dar la mayoría absoluta) y el hundimiento definitivo del PSOE (que podría caer incluso por debajo de Unidos Podemos).
Con un victorioso resultado en los comicios de diciembre, Rajoy podría gobernar sin dificultad sumando sus escaños a los de su ‘hermano pequeño’, Ciudadanos.
Y, mientras los ciudadanos seguimos pasmados ante este circo, nadie pone encima de la mesa los problemas que realmente importan: ¿Qué va a pasar con los compromisos de cumplimiento de déficit exigidos por Bruselas? ¿Qué fórmulas se van a llevar a cabo para terminar con la altísima tasa de paro? ¿Qué va a pasar con un país que se las da de desarrollado pero que tiene el índice de pobreza infantil más alto de la OCDE? ¿Qué medidas se van a tomar para acabar con el lastre de las reformas educativas, que nos han dejado la mayor tasa de ‘ninis’ (jóvenes que ni estudian ni trabajan) de la Historia?
Parece que los políticos se han olvidado de las reformas estructurales que España tiene pendientes, un país en el que cada vez menos jóvenes cualificados quieren trabajar, y lo mismo ocurre con las empresas, que hace tiempo que abandonaron el barco español para poner rumbo a otros mercados.
España ha pasado a ser la ‘risa’ de los diarios internacionales a ese Estado miembro al que los mercados europeos e internacionales cada vez hacen menos caso.
Lo que hay que hacer de una vez, señores políticos, es eliminar ‘grasa’, reducir gasto público. En DIRIGENTES lo llevamos diciendo desde hace más de una década. Y no lo que quiere hacer el Partido Popular: subir impuestos (entre ellos, el IVA) y crear el ya famoso Impuesto Solidario para los contribuyentes.
Pero no pasa nada, dirán algunos. Mientras Rajoy vuelva a asegurarse su silla otros tantos añitos más, vamos bien. Y es que, si lo piensan bien: ¿Qué otras opciones hay? Con un poco de suerte, los españoles quedaremos librados del castigo de volver a pasar por las urnas en Navidad, y esperemos que en 2017 los Reyes Magos nos traigan estabilidad y crecimiento.
Pero, como saben, ni los Reyes ni los Magos van a tener la fórmula perfecta para terminar con los infinitos problemas que tiene España. Echémoslo a suertes y confiemos en que ‘el truco final’ de Rajoy funcione.
Laura Sánchez, directora de DIRIGENTES