La caída de las materias primas y la depreciación de las monedas afectaron mucho a una Brasil que este año no levanta cabeza. En verano el país del fútbol y la samba entró en recesión técnica tras una bajada del 1,9% del PIB en el segundo trimestre, acumulando 5 meses seguidos de bajada de la […]
Dirigentes Digital
| 11 dic 2015
La caída de las materias primas y la depreciación de las monedas afectaron mucho a una Brasil que este año no levanta cabeza. En verano el país del fútbol y la samba entró en recesión técnica tras una bajada del 1,9% del PIB en el segundo trimestre, acumulando 5 meses seguidos de bajada de la tasa interanual.
Las empresas de rating como Moody´s comenzaron a desconfiar enormemente de la solvencia de la economía brasileña. Se empezó a pronosticar a finales de agosto un crecimiento negativo de su economía y Standard & Poor bajó el rating de Brasil hasta la calificación de "bono basura", lo que fue un duro mazazo para la gestión de Dilma Rousseff. Con estos contratiempos el sector más afectado terminó por ser una industria que se hundió sin remedio junto a la reputación de la presidenta.
A esta crisis económica se le sumó la política. Desde el Mundial de fútbol los brasileños han visto como su nivel de vida cada vez era más bajo mientras que los impuestos subían y la inflación no paraba de aumentar, con previsiones de que llegará hasta casi el 10%. Por ello la gente se decidió a salir a la calle y movilizarse contra el gobierno de Rousseff. Con el grito de "Vete ya, Dilma" los brasileños manifestaron su descontento, el mismo que mostraban las encuestas de organismos como el CNT/MIDA, donde el 80,6% de los ciudadanos considera que Dilma Rousseff es incapaz de sacar a la región de la crisis.
Latinoamérica ha vivido un año convulso, teniendo que superar varios retos como la apertura de Cuba o el frenazo de China. Sin embargo, el mayor obstáculo ha surgido dentro. Brasil se ha convertido en un gran lastre y ahora es el freno de mano echado en la economía latinoamericana.
Para las empresas españolas que invirtieron en Brasil durante sus años de crecimiento, ahora se ha convertido en un auténtico desafío mantener resultados positivos en el país. El Banco Santander que apostó muy fuerte por introducirse en la economía brasileña, que representa un tercio de sus ingresos, ahora tendrá que ver como supera este escoyo mientras busca nuevos mercados de inversión.
Además, el próximo año está previsto que se celebren los Juegos Olímpicos en Brasil. Pero la recesión que atraviesa el país preocupa, y mucho, al COI. Aunque su vicepresidente, Craig Reedie, ha asegurado que están avanzando en sus preparativos y todo indica que no habrá ningún cambio de planes.