Los bancos centrales han sido los protagonistas del panorama económico durante las últimas semanas, después de lograr sorprender de nuevo a los mercados. El primero fue el Banco Central Europeo, con el anuncio en su reunión de marzo de una cantidad impresionante de medidas de flexibilización. Entre todas ellas, la más comentada ha sido sin […]
Dirigentes Digital
| 19 abr 2016
Los bancos centrales han sido los protagonistas del panorama económico durante las últimas semanas, después de lograr sorprender de nuevo a los mercados. El primero fue el Banco Central Europeo, con el anuncio en su reunión de marzo de una cantidad impresionante de medidas de flexibilización. Entre todas ellas, la más comentada ha sido sin duda la decisión de añadir los bonos corporativos a la lista de activos elegibles para el programa de QE, lo que provocó un descenso considerable en las primas de crédito.
Por su parte, el Banco de Japón optó por no introducir más cambios, después de haber situado los tipos de interés en negativo en la reunión anterior. Por último, la Reserva Federal mantuvo los tipos de interés y rebajó sus previsiones de futuras subidas. ¿Buenas noticias? No lo parece: incluso los más optimistas señalan que los rendimientos siguen siendo bajos y advierten de que hay cierto riesgo de una recesión en Estados Unidos. Otros, mientras tanto, sufren ante la demostración de que las políticas monetarias tiene un impacto cada vez menor sobre los datos macroeconómicos. En cualquier caso, un dólar más débil, que consideramos que debería ser el objetivo de la Fed, ha servido como apoyo a los mercados de Estados Unidos y de los países emergentes.
En este entorno, consideramos que el factor clave para el mercado han sido los tipos de cambio, primero en las estimaciones relativas a los países desarrollados y después en el rendimiento de los mercados emergentes, que con la subida que experimentaron en marzo consiguieron dejar atrás las pérdidas acumuladas en el año. Aunque la tendencia fue negativa para las economías desarrolladas fue positiva para los mercados emergentes, un tipo de activo fuertemente infravalorado.
Aunque somos bastante optimistas respecto a la evolución que presenta la renta variable de la Zona Euro, es probable que la volatilidad que estamos viendo en el mercado siga siendo pronunciada durante los próximos meses. Ante este entorno, hemos incrementado nuestra exposición a los bonos high yield (en fondos a vencimiento) cuyo riesgo/retorno todavía es atractivo en cuanto a las decisiones del BCE.
Sin embargo, es hora de intentar cubrirse ante la posibilidad de un Brexit. Las posiciones en francos suizos frente a una cesta de divisas parecen una solución eficiente y menos cara que protegerse directamente de la libra esterlina, que ya ha caído un 7% frente al euro este año. Sacrificar unos pocos puntos básicos en una estrategia para comprar opciones ayuda a limitar los riesgos de un acontecimiento que todavía parece estar siendo subestimado por el mercado.
Por el momento, y a lo largo de las próximas semanas, estaremos atentos a la nueva oleada de resultados empresariales. Los CFO de las compañías han optado por aplicar una orientación muy conservadora, por lo que consideramos que deberían ser capaces de presentar a los inversores unas cifras que al menos alcancen las previsiones de los analistas, que ya de por sí son muy conservadoras.
Nicolas Chaput, Global CEO & Co-CIO Oddo Meriten AM.