En un entorno donde la globalización, las nuevas tecnologías y, en parte, la crisis económica han modificado el acceso a un puesto de trabajo, el entorno laboral dibuja un nuevo escenario que da paso a otras formas menos convencionales. Es ahí donde surgen conceptos como el del “trabajador flexible” y que durante el último año ha […]
Dirigentes Digital
| 28 nov 2017
En un entorno donde la globalización, las nuevas tecnologías y, en parte, la crisis económica han modificado el acceso a un puesto de trabajo, el entorno laboral dibuja un nuevo escenario que da paso a otras formas menos convencionales. Es ahí donde surgen conceptos como el del “trabajador flexible” y que durante el último año ha movido cerca de 270.000 millones dentro de la economía europea y más de 1.400 millones de dólares, (1.175 millones de euros en EE UU). Definido como aquella persona que trabaja sin contrato indefinido, por cuenta propia, autónomo, consultor o trabajador eventual, esta figura ha irrumpido con fuerza en los últimos años, hasta representar casi un tercio de la población en edad de trabajar en los países desarrollados. De este total, casi la mitad de ellos, le dedican ocho horas diarias. A pesar de que solamente el 36% de las personas que lo desempeñan, reconocen hacerlo ante la incapacidad de encontrar uno permanente, la Encuesta de Satisfacción Global de Adecco, muestra una correlación positiva entre la tasa de desempleo y la proporción de empleados que pertenecen a dicho colectivo. Es el caso de países donde el número de parados es más elevado como es el caso de Italia, España y Portugal, donde el deseo por conseguir un trabajo fijo es mayor. Sin embargo, aunque trabajar de manera eventual suponga una forma de estar activos para la mayoría de los encuestados, otro alto porcentaje (54%), manifiesta que se trata de la modalidad que mejor se adapta a sus necesidades y objetivos, ya que lo consideran un “puente” hacia el contrato indefinido o lo ven como una forma de conciliación. Un grupo donde se engloba a jóvenes de entre 18 y 26 años y que, en su mayoría, lo consideran algo positivo. En concreto, de los nacidos en la década de los noventa, una amplía minoría (23%) lo ven como una estrategia de último recurso, en aras de aquellos que lo califican como una herramienta para alcanzar la independencia profesional, un rasgo que “compensa” los posibles inconvenientes que se puedan derivar de ello tales como el aumento de la responsabilidad, incertidumbre e incluso riesgo económico. ESPAÑA SIMILAR AL RESTO, PERO CON MATICES Aunque no específica la cantidad de españoles dedicados a ello, el informe, elaborado por la consultora de la mano de LinkedIn, ha analizado cuatro millones de perfiles flexibles, de los que 60.000 residen en España y poseen unas características similares al resto del mundo, pero con matices. Así, mientras que a nivel global el 91% de trabajadores flexibles ya ha superado la mitad de su vida profesional, en el caso de España baja hasta el 78%. Lo mismo ocurre con la cantidad de personas que poseen titulación universitaria en España (55%) y realizan este tipo de prácticas (73%). En este sentido, los profesionales de Administración y Dirección de Empresas (36%), Ingeniería Informática (15%), Derecho (6%), junto a Periodismo y/o Comunicación Audiovisual o Lengua y Literatura (5%) son los que más recurren a este tipo de ocupación. En cualquier caso, se trata de una llave que les permite alcanzar un salario elevado, la conciliación familiar, así como la posibilidad de desarrollar una trayectoria profesional sólida.