Según muestra el VIII Diagnóstico Financiero de la Empresa Española, elaborado por Cepyme y Eada Business School, las compañías españolas miran lo que resta de 2017 con optimismo, impulsadas por los signos de mejora que ha dejado 2016 (incremento de ventas, porcentaje mayor de empresas con beneficios, incremento de la Rentabilidad Económica, mejora de la […]
Dirigentes Digital
| 20 abr 2017
Según muestra el VIII Diagnóstico Financiero de la Empresa Española, elaborado por Cepyme y Eada Business School, las compañías españolas miran lo que resta de 2017 con optimismo, impulsadas por los signos de mejora que ha dejado 2016 (incremento de ventas, porcentaje mayor de empresas con beneficios, incremento de la Rentabilidad Económica, mejora de la relación Banca-Empresa) y el mantenimiento de los datos de crecimiento del PIB ofrecidos por el Gobierno y el Banco de España para este 2017. Ha habido un cambio significativo de las compañías españolas en el orden de preferencia a la hora de adoptar las medidas de gestión para este 2017, tal como ya sucedió el año pasado. Así por ejemplo la reducción de precios de venta y la disminución de costes de personal se situaban en el onceavo y noveno lugar, siendo tan solo una medida adoptada por el 12% y 15% respectivamente. Asimismo el 70% de las compañías centrará sus esfuerzos en la mejora de comercialización de sus productos y un 53% prevé mejoras en sus productos, servicios o líneas de negocio. No obstante, hay dos variables relevantes que añaden cierta debilidad al futuro de las empresas de nuestro país. En primer lugar los porcentajes de inversión prevista no reflejan el optimismo mostrado por los empresarios. Tan solo el 38% de las compañías realizará inversiones iguales o por encima de la depreciación de sus activos, pese a que las bases sobre las que descansa cualquier modelo de crecimiento empresarial tienen que ver con la competitividad, la tecnología y la innovación, variables directamente relacionadas con las inversiones que lleve a cabo la empresa. En segundo lugar, aunque la inercia del crecimiento económico es intensa y las condiciones de acceso al crédito han mejorado de forma significativa, variables como la inestabilidad política nacional e internacional, la incertidumbre empresarial ante posibles cambios legislativos de tipo mercantil, fiscal o legal y la falta de agilidad en la puesta en marcha de reformas estructurales, pueden ser malas consecuencias para la confianza inversora. Según muestra el estudio, la autofinanciación es la alternativa escogida por el 40% de las compañías para financiar proyectos de inversión, seguida de cerca por la financiación bancaria, utilizada por el 31% de compañías.