De hecho, el banquero italiano presentaba unas previsiones económicas para la región que mejoraban las anteriores: para 2015, el BCE espera un crecimiento del PIB del 1,5%; del 1,6% en 2016 y ya del 2,1% en 2017. Los precios se mantendrán, según sus estimaciones, planos este año, repuntarán un 1,5% el próximo ejercicio y ascenderán […]
Dirigentes Digital
| 09 mar 2015
De hecho, el banquero italiano presentaba unas previsiones económicas para la región que mejoraban las anteriores: para 2015, el BCE espera un crecimiento del PIB del 1,5%; del 1,6% en 2016 y ya del 2,1% en 2017. Los precios se mantendrán, según sus estimaciones, planos este año, repuntarán un 1,5% el próximo ejercicio y ascenderán un 1,8% en dos, este porcentaje se situaría ya mucho más cerca del objetivo del 2% establecido por el organismo.
El tiempo dirá si se cumplen sus "metas" o no, pero, para aproximarnos a cuál será el impacto de esta flexibilización cuantitativa (QE) en los precios conviene echar la vista atrás y, primero, conocer cuáles han sido las causas de la rápida caída de los mismos durante los últimos tres años.
"Una demanda agregada insuficiente, la debilidad de las materias primas, los ajustes para recuperar la competitividad llevados a cabo por los países periféricos" y un modesto efecto divisa han lastrado a la baja a los precios en la región, según los analistas de Barclays.
Teniendo estos factores en cuenta y, a pesar de que existe cierta incertidumbre en torno a los "mecanismos de transmisión" de estas medidas excepcionales de política monetaria, la firma espera que tanto el canal del euro como el de reequilibrio de las carteras "tienen potencial para desempeñar un papel significativo en trasladar la expansión del balance del BCE en una mayor demanda e inflación".
Así, la firma ha elevado sus previsiones de IPC hasta el 0,2% este año y el 1,1% el siguiente, frente a la contracción del 0,2% y al repunte del 1,1%, respectivamente, que había estimado inicialmente.
"La gran pregunta sobre el QE es cuánto tiempo tardará en transmitirse eficazmente a la economía real", destacan estos expertos, en cuya opinión cualquier efecto positivo "probablemente" tarde tiempo en notarse.
Y es que, explican, la baja rentabilidad de la deuda y el hecho de que los bancos estén mejor capitalizados aumentan significativamente la posibilidades de que la mayor liquidez encuentre "el camino" hacia la economía real. Pero, como contrapartida, la aversión a los préstamos de riesgo, junto con las limitaciones regulatorias, están ahí y sólo se reducirán en el contexto de una mejora adicional de la economía.
Por otra parte, aunque la debilidad del euro aún no ha tenido los efectos inflacionistas esperados, Barclays cree que el canal de transmisión vía divisa es importante para "importar inflación. Sin embargo, mientras las condiciones macro y los precios de las commodities sigan bajo presión, las empresas que se enfrentan a incrementos de precios en otras monedas optarán por comprimir márgenes en lugar de incrementar los precios".
Con todo, la entidad británica concluye: "El QE no es una panacea para resolver todos los problemas económicos de la Zona Euro, pero nosotros creemos que tiene posibilidades en esta ‘lucha’". Ahora bien, añade, las reformas estructurales a nivel nacional y regional siguen siendo esenciales.