La banca de la zona euro se enfrenta a un contexto complicado durante este ejercicio, marcado por la permanencia de los bajos tipos de interés y el débil crecimiento económico. La incertidumbre geopolítica creciente de los últimos meses, marcada por el “Brexit” y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, tampoco garantiza la […]
Dirigentes Digital
| 23 mar 2017
La banca de la zona euro se enfrenta a un contexto complicado durante este ejercicio, marcado por la permanencia de los bajos tipos de interés y el débil crecimiento económico. La incertidumbre geopolítica creciente de los últimos meses, marcada por el “Brexit” y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, tampoco garantiza la estabilidad a medio plazo. Pero los retos del sector financiero van más allá de los efectos a futuro, y arrastran la herencia de una crisis todavía latente entre los socios de la Eurozona. El Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a advertir, una vez más, sobre los elevados volúmenes de préstamos dudosos (NPL en inglés). Estos niveles no sólo reducen la rentabilidad de las entidades, sino que las hacen más vulnerables frente a posibles “cambios en el sentimiento de los mercados”, según recoge el “Informe Anual sobre las actividades de supervisión del BCE” publicado por el Banco de España (BdE). Durante el tercer trimestre de 2016, la media ponderada de las ratios de NPL brutos en la zona euro se situó en el 6,49%, experimentando un leve descenso frente al periodo anterior (6,85%). El saldo agregado de préstamos dudosos alcanzó los 921.000 millones de euros hasta septiembre, experimentando una reducción de 54.000 millones entre el tercer trimestre de 2015 y el de 2016. Los niveles por países varían de forma significativa, desde el 47,05% de Grecia, el 17,75% de Irlanda o el 16,24% de Italia, hasta el 1,49% de Finlandia, el 2,44% de Alemania o el 3,92% de Francia. España se encuentran justo por debajo de la media de la Eurozona, con una tasa del 5,86% en relación a sus entidades más significativas. Ante la magnitud de este problema, el supervisor bancario estableció en 2015 un grupo de trabajo especializado en NPL, del que surgió en septiembre de 2016 una guía para orientar a las entidades. La versión oficial se publicó en marzo de 2017, con el objetivo de avanzar “en la senda de la reducción de los préstamos dudosos y ofrecer recomendaciones”. El documento recoge que las entidades con mayor volumen de NLP en cartera deberán establecer un plan de negocio y un marco de gestión de riesgos, incluyendo la fijación de objetivos cuantitativos por cartera y un plan de ejecución detallado. Además, insta al establecimiento de estructuras operativas ligadas a la alta dirección, además de proporcionar una metodología coherente para el reconocimiento de los NLP, el cálculo de las provisiones para insolvencias y las bajas de balance. Por último, la guía pretende fomentar una mayor transparencia en relación con los préstamos dudosos con el fin de aumentar la confianza de los mercados. El BCE reconoce que la reducción depende de la adopción de medidas por parte de muchos agentes diferentes. La cuestión no puede ser abordada solo por los supervisores y las entidades de crédito. Son necesarias más medidas regulatorias y de política a escala nacional y de la UE para eliminar los obstáculos que impiden a los bancos reducir su nivel de NPL y reestructurar la deuda problemática. Durante 2017 se publicará un informe final que incluirá información más detallada sobre todos los estados miembros.