El mercado de divisa tiene el mérito de alcanzar dos records, uno el de ser el más grande del mundo, se realizan transacciones diarias por el contravalor de 5.3 trillones de dólares y el otro el de ser el más reciente, joven o moderno de todos los mercados financieros. Tal y como lo conocemos actualmente […]
Dirigentes Digital
| 18 nov 2014
El mercado de divisa tiene el mérito de alcanzar dos records, uno el de ser el más grande del mundo, se realizan transacciones diarias por el contravalor de 5.3 trillones de dólares y el otro el de ser el más reciente, joven o moderno de todos los mercados financieros. Tal y como lo conocemos actualmente empezó a ser operativo a principios de los años 70 después que Estados Unidos se desvinculara totalmente del patrón oro y declarase la libre flotación de su divisa. Y está claro que cuando se es demasiado joven y demasiado grande, el control se convierte en una actividad complicada, sobre todo para padres inexpertos.
En su primera época, digamos los primeros veinte años de su existencia, gran parte de las divisas que se negociaban en este mercado pertenecían a países que ejercían algún tipo de control de cambio, véase nuestro caso en España. La peseta fue siempre vigilada de cerca por el Banco de España , su cotización se movía dentro de unas bandas establecidas por el supervisor bancario español y había diferencia entre peseta doméstica y peseta exterior o convertible que existía sólo como producto de transacciones comerciales o financieras realizadas con el extranjero , todas ellas debidamente documentadas y previamente autorizadas.
Pero a partir de los años noventa con la globalización y liberalización de los mercados, el de divisas no paró de crecer y el control por parte de las autoridades monetarias prácticamente desapareció. Evidentemente, esto facilitó en gran medida los movimientos de capitales en el mundo, las inversiones transfronterizas y contribuyó al desarrollo del comercio internacional de manera nunca vista.
Ahora sin embargo podemos decir que esas autoridades que actuaban de manera tan celosa en épocas anteriores, se confiaron en demasía y actuaron como padres ingenuos que confunden tamaño con madurez o responsabilidad. Las recientes noticias sobre las enormes multas impuestas a los cuatros bancos más activos del mundo en el mercado de divisas son una muestra de ello, de la falta de control y yo diría que, hasta la desidia por parte de las autoridades monetarias.
Esta noticia no ha sido bien entendida por la mayoría del gran público que a diario se informa sobre la economía. El asunto no es una trama urdida por los bancos para obtener mayores beneficios sino un simple complot entre los responsables de las mesas de divisas para, en momentos muy precisos, llevar las cotizaciones hacia el lado que les interesaba con el objetivo de obtener ganancias fáciles que les ayudara a cumplir sus presupuestos
Yo siempre he defendido que el mercado de divisas no se puede manipular dado su tamaño. Y lo sigo sosteniendo, entendiendo manipular por crear una tendencia sostenida en el tiempo. Esto sólo lo podría hacer un gran banco central, digamos el Banco Central de China.
Lo que hicieron estos jefes de trading de los cuatro bancos que movían casi el 40% de las divisas del mundo fue ponerse de acuerdo para, a unas horas determinadas, hacer subir o bajar la cotización de una divisa unos cuantos puntos. ¿Para qué? Y aquí viene la responsabilidad de las autoridades monetarias. Desde tiempo atrás los bancos centrales en Europa y con ellos el Banco Central Europeo dejaron de intervenir en la fijación de un tipo de cambio de referencia que se utilizara como cambio oficial para la liquidación de operaciones financieras o comerciales de los clientes bancarios que así lo acordaban en sus contratos.
Con la participación y supervisión del Banco Central la posibilidad de manipulación era nula por la sencilla razón que la autoridad monetaria se preocupaba que los precios cotizados fueran precios de mercado, además de que el volumen operado en esos momentos también fuera coherente y estuviera dentro del rango normal. Si un banco o un trader de un banco, intentaba llevar el precio de manera forzada y artificial hacia el lugar de su conveniencia, corría el riesgo de que el banco central actuara de contrapartida impidiéndoselo y ocasionándole pérdidas. No merecía la pena el intento.
Pero desde que estos precios de referencia empezaron a tomarse de la cotización no vinculante que se reflejaba a una hora determinada en un medio de información financiera, como es el caso por ejemplo de Reuters con el fixing llamada WM Reuters que todos los días se fijaba a las 16.00 horas GMT, se dio la oportunidad de manipular el precio si se conseguía el acuerdo entre una parte importante de los participantes del mercado.
Y esto es lo que ha ocurrido, con un simple chat, cuatro responsables de mesas de divisas, decidían a diario hacia donde inclinarían a esa hora determinada la cotización del dólar, de la libra o del franco suizo sin miedo o preocupación de encontrarse enfrente a alguien más poderoso.
Con ellos se han llevado por delante, al jefe de la mesa de divisas del Banco de Inglaterra que aunque no ha sido imputado, ha sido despedido por incompetente. Son escandalosas las multas, son inquietantes las noticias, sobre todo para quienes no la entienden en su totalidad y es apabullante la falta de competencia de las autoridades supervisoras que no son capaces de controlar lo más simple, algo que para quienes hemos participado de manera activa en estos mercados era más que evidente.
Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB.