La reforma fiscal ideada por el Gobierno de Mariano Rajoy ya tiene efectos directos sobre los contribuyentes en la campaña de la Renta que acaba de empezar. En principio supone una rebaja de los tipos y tramos del impuesto del IRPF. Sin embargo, la gran damnificada ha sido la vivienda con medidas de calado como la retirada de la deducción por adquisición de vivienda habitual o alquiler. A pesar de ello, la deducción por vivienda sigue siendo una de las mayores bonificaciones de la que se aprovecha el contribuyente. Según los Presupuestos de 2016, miles de ciudadanos se beneficiarán de una deducción conjunta de 1.241 millones de euros, gracias a la aplicación de régimen transitorio para que siga en vigor para operaciones realizadas antes del 1 de enero de 2014. Es decir, la compra de vivienda habitual que se haya materializado en una fecha posterior no tendrá derecho a la deducción. En números, supone un ahorro para las arcas públicas de 544 millones de euros.
La eliminación de la deducción por alquiler también está teniendo un impacto positivo para Hacienda de 55 millones de euros. Hasta ahora los arrendadores también contaban con ventajas fiscales al poder reducirse un 60% del beneficio obtenido y un 100% cuando el inquilino tuviera entre 18 y 30 años. A partir de este año, esta distinción se elimina y la reducción del 60% se aplica a todos por igual sin importar la edad. Esto supone otro recorte a los beneficios fiscales de 152 millones.
Más castigo a la vivienda
La importancia de la vivienda en la Declaración de la Renta se observa en el impacto que tiene para Hacienda en el ahorro de costes porque la deducción por vivienda habitual sigue siendo superior a la deducción por familia numerosa o con discapacidad, a la reducción por rendimientos del trabajo y equiparable a la reducción por tributación conjunta. Y eso que está en pleno régimen transitorio. El efecto se está notando ejercicio tras ejercicio. En la Renta de 2014 antes de que entrara en vigor la medida, Hacienda reconoció deducciones totales por 1.785 millones. Un año después, bajó a 1.681 millones. Y lo presupuestado para este ejercicio es de 1.241 millones.
Otra de las medidas negativas para el contribuyente es la que afecta a los propietarios de una segunda vivienda. Hasta ahora, si la última revisión catastral se produjo a partir de 1994, el contribuyente debía incorporar en su IRPF el 1,1% del valor catastral del inmueble. Para fechas anteriores, el porcentaje era del 2%. A partir de este año, solo las viviendas con revisiones catastrales desde 2005 se aplicarán el porcentaje del 1,1% y, el resto, del 2%. Significa que los propietarios de viviendas con actualizaciones de valores entre 1994 y 2005 sufrirán un sensible incremento de la presión fiscal para la segunda vivienda.
Además, hay que tener en cuenta que la reforma incluía un impuestazo en la venta de vivienda al eliminar los coeficientes de actualización, que permitían corregir la plusvalía por el efecto de la inflación, y la limitación de la aplicación de los coeficientes de abatimiento, que permiten rebajar la factura fiscal en la venta de inmuebles adquiridos antes de 1994. Los propietarios pueden encontrarse que si vendieron su vivienda en 2015, en vez de pagar 2.000 euros de plusvalías en la Declaración de la Renta pueden llegar a pagar hasta 30.000 euros.