Más allá de la tormenta a corto plazo, los daños colaterales a largo plazo pueden ser significativos para el dólar después de la situación entre Estados Unidos y Rusia. Así lo consideran desde Lombard Odier. El interés por la divisa estadounidense, explican, puede verse comprometida “a media que los inversores entiendan que los activos denominados […]
Dirigentes Digital
| 27 abr 2018
Más allá de la tormenta a corto plazo, los daños colaterales a largo plazo pueden ser significativos para el dólar después de la situación entre Estados Unidos y Rusia. Así lo consideran desde Lombard Odier. El interés por la divisa estadounidense, explican, puede verse comprometida “a media que los inversores entiendan que los activos denominados en dólares tienen ciertas cadenas. Y saben que estas han sido estiradas hasta romperse”. Según apuntan estos expertos, existen señales tempranas de un “alejamiento del dólar con el lanzamiento en marzo por parte de China de los primeros futuros del petróleo denominados en yuanes en la Bolsa Internacional de Shanghái”. Las últimas sanciones de EEUU solo acelerarán esta tendencia mientras los inversores reevalúan su dependencia del dólar y las compañías busquen emitir su deuda en una divisa alternativa. Esto solo puede contribuir al desarrollo de mercados emergentes, especialmente el mercado offshore de yuanes. Dentro de cinco años, las disrupciones a corto plazo de las sanciones de Estados Unidos puede que sean olvidadas, apuntan. Lo que sin duda quedará alojado en la memoria de los inversores es el sentimiento de “disponer de un bono y después tener que hacerse cargo de este sin quererlo”. El reto inmediato para los inversores es valorar una política de riesgo binaria, que o aumentará o se evaporará. Mientras esto persiste, “la infraestructura de riesgo del mercado y los riesgos de liquidez amenazan el eficiente funcionamiento del mercado y son los elementos más importantes a observar”. En el corto plazo, se debe aplicar una prima de liquidez a las compañías afectadas que va más allá de la acción inmediata sobre compañías y personas particulares. Sin embargo, dado que no hay cambios en los fundamentos crediticios ni en el negocio subyacente, y mientras el mercado permanece en modo de descubrimiento de precios, “la mejor estrategia es esperar señales de estabilización antes de ajustar la asignación de riesgo en las carteras”.