Syriza ganó las elecciones prometiendo terminar con el "austericidio" impuesto por la troika. Los griegos respaldaron al partido para terminar con los ajustes y recortes y dar un golpe en la mesa para retirar el yugo de los rescates. Cincos meses después, se encuentran que su Gobierno ha vuelto a pactar con la troika.
Ante la cercanía del acuerdo varios de los diputados del partido se están mostrando muy duros con la actuación del primer ministros. Y no son versos sueltos, son miembros con mucho peso en Syriza. Uno de los primeros ha sido el vicepresidente del Parlamento, Alexis Mitropulos, que ha criticado que se van adoptar medidas que no están alineada con la izquierda y que suponen "una carnicería".
Pero el riesgo no está en las críticas, sino que después de unas agónicas negociaciones, rechacen el acuerdo el próximo lunes, cuando el Parlamento griego vote si acepta las nuevas condiciones pactadas. Syriza cuenta con 149 diputados de los 300 de la cámara y ahora mismo está por la pequeña formación Griegos Independientes (Anel) que aportan 17 diputados a la mayoría absoluta que tiene Syriza. Pero el partido no es homogéneo y es una amalgama de fuerzas de izquierda, que han encontrado el equilibrio mientras estaban en la oposición mostrándose contrarias a los recortes, a los rescates, a pagar la deuda y a rechazar el euro. El ala más escorada a la izquierda dirigidos, por el ministro de Energía, Panayiotis Lafazanis, y el diputado Yanis Mijeloyiannakis ya han advertido que votarán en contra. Suponen veinte diputados menos y bloquearían el acuerdo.
También el socio de Gobierno se ha mostrado contrario a dar el visto bueno, al perderse en el acuerdo con Europa el tipo reducido en las islas del mar Egeo. Otros 17 menos. Tsipras tendrá que buscar el apoyo en la oposición y parece que no tendría problemas para superar el escollo parlamentario. El partido de centro liberal, To Potami, ya ha declarado su intención de votar a favor de cualquier acuerdo. También los socialdemócratas del Pasok darían su apoyo, e incluso Nueva Democracia estaría a favor. Pero no está claro que condiciones impondrán.
Lo que está claro que Tsipras quedará en una situación complicada si se le rebelan sus diputados a la hora de la votación escenificando una fragmentación con consecuencias imprevisibles para el Gobierno.