La semana pasada el Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés) mantenía sus tipos sin cambios y también su batería de estímulos a la economía. Señalada la ‘década pérdida’ nipona como ejemplo de todas las voces contra las medidas extraordinarias tomadas para salir de la crisis y como ‘lobo’ especialmente para Europa, la […]
Dirigentes Digital
| 08 feb 2017
La semana pasada el Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés) mantenía sus tipos sin cambios y también su batería de estímulos a la economía. Señalada la ‘década pérdida’ nipona como ejemplo de todas las voces contra las medidas extraordinarias tomadas para salir de la crisis y como ‘lobo’ especialmente para Europa, la autoridad monetaria no ceja en su empeño de devolver la vida a la inflación y apuntalar el crecimiento. De hecho, tras esta reunión, el mismo viernes, entró al mercado para comprar deuda a cinco y diez años mostrando una vez más su fuerte disposición a “hacer lo que sea necesario” para mantener las rentabilidades de la renta fija bajo control. Y es que, ante de esta operación la yield de diez años de Japón alcanzó el 0,15%, su nivel más alto desde que el banco central introdujera los tipos negativos hace poco más de un año. Para Simon Macadam, de Capital Economics, su capacidad de ‘atar’ las rentabilidades en el objetivo del 0% que se ha marcado parece incontestable. Reconoce que, al contar ya con cerca del 40% de la deuda, las preocupaciones sobre ésta seguirán, pues la credibilidad de la autoridad monetaria puede verse “presionada” por la escalada del diez años americano (prevén un alza de 100 puntos básicos hacia finales de año). Sin embargo, matiza este experto, “el Banco de Japón ya ha logrado mantener las yields reducidas aún a pesar del repunte en Estados Unidos desde la elección de Donald Trump como presidente”. Por otro lado, su comunicación al mercado les hace dudar de que “tenga que depender de operaciones como la del viernes. De hecho, sospechamos que sus compras se reducirán en 2017”. Así, declara tajante: “No tenemos reservas sobre la capacidad del BoJ para mantener las rentabilidades ancladas en su objetivo en el futuro cercano”. ¿Qué pasa con la renta variable? A principios de año, esta firma revisaba sus previsiones para el Nikkei de cara al cierre de 2017 y 2018 ante el impacto positivo de la debilidad del yen. Así, estiman que finalizará este ejercicio en los 21.750 puntos y el próximo en los 22.250 (frente a las estimaciones anteriores de 19.500 y 20.500, respectivamente). Mientras, Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, reconoce cierta sobrecompra, aunque cree que la renta variable nipona se verá soportada por “la mejora de su economía doméstica, la caída de su moneda y la mejora global”.