El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado en su informe anual que la retirada de los estímulos monetarios en la Eurozona a finales de este año podría ser “prematura”. A pesar de que la economía comunitaria está creciendo por encima de la mayoría de países desarrollados, el fondo alerta de que todavía no se ha […]
Dirigentes Digital
| 26 jul 2017
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado en su informe anual que la retirada de los estímulos monetarios en la Eurozona a finales de este año podría ser “prematura”. A pesar de que la economía comunitaria está creciendo por encima de la mayoría de países desarrollados, el fondo alerta de que todavía no se ha alcanzado el objetivo de inflación (2%), por lo que es necesario mantener las facilidades financieras. El Banco Central Europeo (BCE) tiene previsto comenzar a retirar las políticas ‘no convencionales’ (programa de compra de activos y los tipos de interés en negativo) a finales de 2017, se espera que la fecha definitiva se anuncie tras la próxima reunión del comité en otoño. Este proceso se está efectuando ya de forma gradual, desde que la entidad situada en Fráncfort rebajara el volumen de sus inyecciones de liquidez de los 80.000 a los 60.000 millones mensuales a partir de marzo. El coste total de las medidas monetarias introducidas para paliar los efectos de la crisis alcanza los 2,3 billones de euros. Entre los Estados miembros más críticos con el paquete de estímulos se encuentra Alemania, la principal locomotora de la Eurozona, que lleva meses solicitando la retirada definitiva del programa de compra de bonos. Sin embargo, las previsiones del FMI apuntan a que la zona euro cerrará el año con un 1,6% de inflación y un 1,5% en 2018. En la misma línea, el organismo dirigido por Christine Lagarde recomienda que los países más adelantados, como Alemania o Francia, incrementen sus inversiones públicas para estimular el crecimiento y las reformas estructurales en sus socios más débiles, como Italia o Grecia. Del mismo modo aconseja que estos se aprovechen del contexto de crecimiento actual para llevar a cabo las reformas pendientes y aumentar su resistencia frente a futuros ‘shocks’. Entre las “vulnerabilidades” que todavía aprecia el FMI en la moneda común destaca su sistema financiero, donde los altos niveles de morosidad continúan lastrando los resultados de la banca.