El futuro será mejor, sin duda. Pero, me temo que algo menos de lo que esperábamos. Volvemos a revisar este mes nuestra previsión del crecimiento mundial para este año, en esta ocasión en 0,2 puntos hasta un 2,7%. A finales del año pasado esperábamos un dato del 3,5%. Nuestra previsión para el crecimiento del próximo […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
El futuro será mejor, sin duda. Pero, me temo que algo menos de lo que esperábamos.
Volvemos a revisar este mes nuestra previsión del crecimiento mundial para este año, en esta ocasión en 0,2 puntos hasta un 2,7%. A finales del año pasado esperábamos un dato del 3,5%. Nuestra previsión para el crecimiento del próximo es del 3,5%.
Como ven, la reducción en las previsiones de crecimiento ha sido recurrente en el pasado reciente. ¿Qué ha cambiado ahora? Que si en los últimos meses han sido las economías emergentes las que han liderado la caídas, durante este mes se trata más bien de un menor crecimiento sobre lo esperado en principio para las principales economías desarrolladas: Estados Unidos (2,6% desde 3,1%), Japón (0,7% frente al 1,0%) y Reino Unido (2,6% desde 2,8%). Pero mantenemos la previsión de crecimiento para la Zona Euro (1,5%) y para las economías en desarrollo (3,8%).
Dicho todo lo anterior, consideramos que hay factores positivos que debemos considerar a la hora de valorar la futura recuperación: condiciones financieras laxas a nivel mundial, aún output gap en las economías desarrolladas, niveles bajos de precios del crudo (y favorables condiciones de intercambio en muchas economías) y efecto riqueza derivado de la evolución de los activos financieros (e inmobiliarios en muchas economías).
Pero, también, hay factores de riesgo. Muchos los conocen ustedes. Quizás el más relevante en mi opinión son los propios mercados. El FMI lo ha considerado (muy liquidez pero poca profundidad) como el principal riesgo para la estabilidad financiera a nivel mundial. Y no puedo estar más que de acuerdo con esta valoración.
El segundo factor tiene que ver con la política, con la situación en Grecia como mejor exponente. Ni la recuperación económica será tan intensa como para recuperar el desempleo perdido en la crisis a corto plazo como la necesidad de ajustes de oferta (y fiscales en algunos casos) se traducirá en una mayor inestabilidad social y política.
Por último, debemos considerar aquí también que considerar aquí la coincidencia con un momento maduro del ciclo en algunas importantes economías con la debilidad del crédito en un entorno de elevada deuda. La clave en este caso, como sería la situación de la economía china, es la decisión que puede tomar el banco central. Y hoy por hoy no hay muchos argumentos para sostener que los bancos centrales tengan otra prioridad que la estabilidad financiera.
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España.