Ambos bancos centrales se encuentran ahora en "pleno proceso" de depreciación de sus monedas, mediante sus propios programas de QE y, hasta ahora, ha sido relativamente fácil ya que en el mercado de divisas los movimientos se encuentran más o menos en línea con las divergencias económicas asociadas a las diferentes regiones. "Estos comportamientos no […]
Dirigentes Digital
| 17 feb 2015
Ambos bancos centrales se encuentran ahora en "pleno proceso" de depreciación de sus monedas, mediante sus propios programas de QE y, hasta ahora, ha sido relativamente fácil ya que en el mercado de divisas los movimientos se encuentran más o menos en línea con las divergencias económicas asociadas a las diferentes regiones.
"Estos comportamientos no son susceptibles de hacer descarrilar la economía mundial porque están en línea con los fundamentales", explica Brigitte Le Bris, jefa de mercados emergentes y divisas de Natixis Asset Management. Lo único que podría llevarse por delante a la recuperación sería "si los movimientos de las divisas fueran en contra de las expectativas y si se produjeran demasiado rápido y de forma demasiado extrema".
El "abandono" del suelo del franco suizo en su cruce con el euro es un ejemplo de ello. "La mayor parte de las empresas helvéticas no estaban preparadas para esta reacción del Banco Central de Suiza (SNB por sus siglas en inglés). En pocos meses podría valer la pena echar un vistazo a la situación de la economía del país", advierte.
Por otra parte, si la debilidad de euro o yen es positiva para sus economías, vía exportaciones e inflación importada, "también debemos admitir que afectará, al menos en primera instancia, negativamente a algunas de sus ‘competidores’: Corea del Sur y Europa del este son muestra de ello. Sin embargo, posteriormente, estos países deberían beneficiarse de la recuperación económica de sus ‘vecinos’", explica Le Bris.
La "guerra de divisas" sin fundamento económico "nunca es buena. Sin embargo, un reajuste de las valoraciones de las divisas hacia su valor razonable, si es impulsado por las políticas monetarias y/o los ciclos económicos, es siempre algo positivo y eso es exactamente lo que estamos viendo".
David Lafferty, estratega jefe de mercado de Natixis AM, prefiere, por su parte, no hablar de "guerra de divisas", sino más bien de "escaramuzas". En el corto plazo, señala, estos movimientos "crearán probablemente volatilidad, como hemos visto con el recorte de tipos en Canadá de finales de enero, pero en el largo plazo, las devaluaciones ayudan a reajustar los mercados locales, haciéndolos más competitivos". Esto, además, "debería crear una inflación muy necesaria para los países con monedas demasiados fuertes".