La reacción a la suspensión del fondo de Standard Life no se ha hecho esperar. Y los expertos temen que se repita la situación vivida justo antes de la crisis en 2007, cuando muchos fondos se vieron obligados a congelar sus operaciones tras una avalancha de reembolsos que sin duda contribuyó a la caída del […]
Dirigentes Digital
| 05 jul 2016
La reacción a la suspensión del fondo de Standard Life no se ha hecho esperar. Y los expertos temen que se repita la situación vivida justo antes de la crisis en 2007, cuando muchos fondos se vieron obligados a congelar sus operaciones tras una avalancha de reembolsos que sin duda contribuyó a la caída del mercado inmobiliario en Reino Unido.
El FTSE 350 Real Estate Investment Trust Index ya ha perdido cerca de un 8% en solo dos sesiones. Y la cotización de las gestoras de activos también está sufriendo en Londres, con pérdidas del 5% para Schroders, del 6,6% para Aberdeen Asset Management y similares para Henderson Group.
El fondo de Standard Life contaba con 2.900 millones de libras en activos, y con un 13% de efectivo en cartera a 31 de mayo. Según indican desde la gestora, la medida será revisada cada 28 días por ellos mismos y de momento no ha afectado a ningún otro fondo de la gestora. Pero los expertos no las tienen todas consigo.
"En Bankinter no comercializamos este fondo de inversión pero la noticia es relevante ya que muestra las malas condiciones a las que se podría enfrentar el sector inmobiliario británico como efecto de la salida de Reino Unido de la UE", indican desde el departamento de análisis de la entidad, recordando que "desde que se conociera el desenlace del referéndum un gran número de fondos inmobiliarios de Reino Unido está cotizando alrededor de un 10% por debajo de su valor. Como medida preventiva la mayoría de ellos aplicó un 5% de rebaja en sus precios el día después".
Standard Life es una de las gestoras que la semana pasada decidió ajustar el valor de sus activos inmobiliarios como consecuencia de la victoria del Brexit, al igual que hicieron Aberdeen y M&G Investments. En declaraciones a Bloomberg, un portavoz de Aberdeen asegura que de momento la compañía no tiene la intención de suspender la negociación de sus fondos inmobiliarios, asegurando que los reembolsos habían empezado a disminuir y defendiendo que su estrategia del sector en Reino Unido mantiene un 20% en cash.
Precupación entre los reguladores
Es precisamente la falta de liquidez en ciertos segmentos de mercado lo que lleva meses preocupando a los reguladores, cuya reacción a este problema se limita, de momento, a propuestas para evitar que casos como estos se repitan en el mercado. Recientemente, los miembros del Financial Stability Board (FSB) y la SEC estadounidense han mostrado su intención de designar a ciertas empresas de gestión de activos como de importancia sistémica, lo que conllevaría una supervisión más estricta sobre ellas.
En una consulta que se está llevando a cabo entre las gestoras, el FSB recuerda que, aunque no ha habido problemas recientes, los fondos pueden "ampliar la tensión del mercado" en momentos de estrés, con fuertes ventas para atender a los posibles reembolsos que pueden generar, a su vez, momentos de pánico entre los inversores. Y eso es lo que quieren evitar los reguladores. Porque, a su juicio, esto podría terminar en problemas de estabilidad financiera. Especialmente cuando se trate de activos menos líquidos y más difíciles de vender.
La SEC ya lleva estudiando este entorno desde finales de 2015, tras el colapso del fondo de renta fija high yield de Third Aveneu. Desde aquel momento, el regulador ya propuso nuevas normas para obligar a los fondos a contar con más efectivo y activos más ‘fáciles de vender’. Algo que, de momento, se ha quedado en una propuesta. Sobre todo por la firme oposición de la industria, que rechaza de pleno estas preocupaciones sobre el posible riesgo sistémico que puedan generar, y no quiere que se les compare con bancos y aseguradoras.
Hace unos meses, el propio IOSCO (agrupación de reguladores) había considerado la posibilidad de estudiar si los fondos de inversión con más de 100.000 millones de dólares en activos son ‘demasiado grandes para caer’. Una idea que encontró la firme oposición de gigantes como BlackRock, Fidelity Investments, Vanguard Group o Pacific Investment Management Co, entre otros.
Todos ellos explicaron que, en vez de una lista con fondos ‘demasiado grandes para caer’, los reguladores deberían centrarse en fórmulas para reforzar la supervisión de productos específicos.