Desde 2008 el caso por la indemnización del Gobierno al empresario Bernard Tapie persigue a Christine Lagarde por entregar 400 millones de euros de dinero público al dirigente, cercano al entonces presidente Nicolas Sarkozy, para cerrar una disputa que mantenía con el Estado desde hace más de diez años. Aunque el caso está lejos de cerrarse, por fin la justicia francesa ha puesto fecha para el juicio, que comenzará el próximo 12 de diciembre en el Tribunal de Justicia de la República, un órgano judicial especial para aforados.
Lagarde se sentará en el banquillo y prestará declaración, según ha confirmado el abogado de la dirigente a la agencia Reuters. La directora del FMI había intentado esquivar el paso por los tribunales con un recurso ante la Corte de Casación, que fue rechazado el 23 de julio. El caso ha dado mil vueltas en los tribunales y hasta apuntó al propio Sarkozy. Se remonta a 1993, cuando Bernard Tapie vendió Adidas tras el ofrecimiento de François Mitterrand de nombrarlo ministro. El empresario pidió una indemnización al Estado cuando Crédit Lyonnais revendió la compañía con fuertes plusvalías al poco tiempo.
En 2005, el Tribunal de Apelación de París falló a favor del empresario y dictó el pago de una indemnización de 135 millones de euros. Un año después, la Corte de Casación anuló la sentencia. A pesar de su pasado socialista, Tapei pidió el voto en 2007 para el candidato conservador Nicolas Sarkozy.
En 2008, el Ministerio de Economía, al frente del cual estaba Lagarde, aceptó una propuesta del empresario para resolver el diferendo por medio de un arbitraje privado, que los jueces consideran un "simulacro de tribunal". El proceso culminó con el pago a Tapei de una indemnización con dinero público de 404 millones de euros. En febrero de 2015, la Corte de Apelaciones de París anuló el arreglo y en diciembre del año pasado ordenó al empresario la devolución del dinero. Tapie ha presentado un nuevo recurso ante la justicia que aún está pendiente de resolución.
Director del FMI, un puesto maldito
El cargo en los últimos tres mandatos ha estado manchado por la polémica. Primero con Rodrigo Rato, que salió del FMI de forma abrupta y poco clara por motivos personales. Varios años después tras abandonar Bankia, el ex ministro español está envuelto mil frentes judiciales. La gestión de Rato desde 2004 a 2007 estuvo marcada por críticas muy duras del propio organismo a través de un informe interno que señalaba que vivió una burbuja de optimismo mientras se gestaba la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión.
El organismo subrayaba, además, que su deficiente gestión, que incluía falta de comunicación, sesgos analíticos o presiones políticas, impidió ver la llegada de la crisis por falta de comunicación.
Tras la dimisión de Rato, el francés Dominique Strauss-Khan, también conocido por sus iniciales DSK, cogía el testigo al frente del FMI en lo que fue otra gestión polémica. El ex ministro socialista (ocupó las carteras de Comercio Exterior y Economía en Francia) ha protagonizado uno de los mayores escándalos del organismo tras ser detenido en Nueva York acusado por violar a una camarera en el Hotel Sofitel de Manhattan.
DSK tuvo que dimitir de su cargo en el FMI por la imposibilidad de compatibilizar su destacado puesto con las acusaciones de intento de violación. Poco tiempo después, fue detenido en Lille (norte de Francia) por un presunto caso de desvío de fondos.