El peso del fondo se reparte aproximadamente de la siguiente manera: 18,5% acciones, 8,5% bonos y efectivo y 73% en productos alternativos. Quizá por ello los inversores más conservadores consideren que este posicionamiento es demasiado agresivo, ‘riesgo’ al que se añade el coste de replicar una cartera tan ilíquida, explican estos expertos. Ahora bien, basándose […]
Dirigentes Digital
| 08 mar 2016
El peso del fondo se reparte aproximadamente de la siguiente manera: 18,5% acciones, 8,5% bonos y efectivo y 73% en productos alternativos. Quizá por ello los inversores más conservadores consideren que este posicionamiento es demasiado agresivo, ‘riesgo’ al que se añade el coste de replicar una cartera tan ilíquida, explican estos expertos.
Ahora bien, basándose en el mismo concepto han elaborado una cartera alternativa con un 20% en Bolsa, un 5% en deuda y cash y un 75% en alternativos ilíquidos (repartido por igual en private equity, hedge funds e inmobiliario). Desde 2005, este porfolio ha cosechado una rentabilidad media del 8% anual, un 39% por encima del índice de referencia 60/40 durante el mismo periodo.
Pero, es más, llama la atención que si se añade un componente de metales preciosos, los retornos se elevan hasta el 9,5%. Asimismo, se mejora el perfil de riesgo/rentabilidad, ya que el Sharpe ratio asciende a 0,524 desde 0,359 sin metales.
Se trata, por tanto, "de una cartera alternativa, que se gestiona de forma pasiva, es más líquida y más transparente", concluyen.