En este arranque de 2018, todo apunta a que la renta variable vivirá un año positivo. Eso es lo que señala Philip Dicken, director de renta variable europea en Columbia Threadneedle, que apunta que en toda Europa se observan claras “señales de que la economía seguirá creciendo tras un excelente 2017. En noviembre de 2017, la […]
Dirigentes Digital
| 17 ene 2018
En este arranque de 2018, todo apunta a que la renta variable vivirá un año positivo. Eso es lo que señala Philip Dicken, director de renta variable europea en Columbia Threadneedle, que apunta que en toda Europa se observan claras “señales de que la economía seguirá creciendo tras un excelente 2017. En noviembre de 2017, la creación de empleo y el volumen de pedidos de fabricación en la zona euro marcaron sus niveles máximos de los 17 últimos años, según datos del índice de gestores de compras (PMI)“.
Esto abre la puerta a un sólido crecimiento económico. A finales de 2016, concreta, “esperábamos que el año 2017 trajera consigo una mejora del crecimiento de los beneficios”. Y el sector corporativo no defraudó en este aspecto. Los beneficios experimentaron un notorio crecimiento por primera vez desde la crisis financiera mundial. Así las cosas, en este ejercicio, anticipan que “los beneficios volverán a crecer hasta un 15%, lo que se traducirá en un entorno positivo para la renta variable. Incluso el Reino Unido, donde reina la incertidumbre en torno a las negociaciones sobre el Brexit, ha mostrado un comportamiento bastante satisfactorio durante este año”.
Puede que el país haya exhibido un crecimiento más lento del que se esperaba antes del Brexit, pero no ha caído en picado como los más pesimistas habían augurado. La política monetaria seguirá endureciéndose gradualmente en toda Europa con la retirada paulatina del programa de expansión cuantitativa en la zona euro. El Reino Unido podría subir los tipos de interés, aunque, según el experto, “no lo hará a un ritmo que pueda desestabilizar la economía o el mercado. Los ciclos económicos mundiales presentan una sincronización sin precedentes”.
El entorno operativo interrelacionado y basado en la cooperación está propiciando la propagación de oportunidades comerciales rentables a través de las fronteras internacionales. La incertidumbre política, por el contrario, “plantea algunos problemas”, para Dicken; no obstante, añade si bien a principios de 2017 la ola populista que azotaba Europa parecía imparable, el año ha demostrado que, cuando se trata de política, “no hay nada seguro”.
El populismo goza ahora de menos popularidad. Determinados acontecimientos políticos que podrían haber conllevado una considerable incertidumbre económica (como los comicios en Francia y los Países Bajos), “transcurrieron sin gloria en los frentes populistas”. En cambio, a principios de 2017, la victoria de la canciller Angela Merkel en las elecciones alemanas parecía garantizada, pero las complicadas negociaciones para formar un gobierno en coalición debilitaron las bases de su poder político.
De cara a 2018, el panorama político sigue “resultando complejo”. Dicken afirma que en toda Europa, “el electorado está poniendo en entredicho lo que se ha revelado como una prolongada trayectoria política de los partidos de centro. La globalización y las innovaciones tecnológicas provocan la obsolescencia de algunos sectores tradicionales, mientras que las ciudades (y, sobre todo, los centros financieros) se tornan más prósperas”.
En regiones posindustriales, los votantes están manifestando su descontento con la desigualdad de riqueza que esto genera. El movimiento populista alemán ha ganado algo de terreno. El partido de Merkel (la Unión Cristianodemócrata o CDU), cosechó un menor porcentaje de votos en la cita electoral de 2017. Por su parte, la Alternativa para Alemania (AfD), que antes no contaba con representación en el Bundestag, se convirtió en el tercer partido más importante. Formará parte de la oposición, e incluso se sitúa un escalafón por debajo del principal partido de la bancada opositora, el Partido Socialdemócrata (SPD).
Sin embargo, debido al estancamiento en las negociaciones para formar una coalición de gobierno, “la posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones generales en 2018 acecha en el horizonte”. Esto debería, al menos, “desbloquear la situación”. El populismo también ha irrumpido en Italia, donde está previsto que se celebren elecciones generales en marzo de 2018. Ahora bien, el movimiento antisistema Cinco Estrellas resulta ahora “menos peligroso, ya que se han modificado las normas electorales para dificultar que este partido logre formar gobierno”.