Lo primero que se debe tener en cuenta es el grado de tolerancia al riesgo que tiene el inversor, siendo fundamental ser consciente de cuánto dinero está dispuesto a perder para poder clasificarle dentro de estas categorías. Muy ligado al binomio rentabilidad-riesgo, también hay que tener en cuenta el horizonte temporal y la diversificación. No […]
Dirigentes Digital
| 03 nov 2015
Lo primero que se debe tener en cuenta es el grado de tolerancia al riesgo que tiene el inversor, siendo fundamental ser consciente de cuánto dinero está dispuesto a perder para poder clasificarle dentro de estas categorías. Muy ligado al binomio rentabilidad-riesgo, también hay que tener en cuenta el horizonte temporal y la diversificación. No se trata solo de tener muchos activos en cartera, sino de que estos sean capaces de tener comportamientos distintos frente a un mismo riesgo.
El inversor debe ser consciente además de que sus intereses y objetivos pueden cambiar con el paso del tiempo, al igual que sus objetivos, por lo que estar atentos a los nuevos productos es crucial también para ver si se adecúan mejor a las distintas etapas de la vida, teniendo muy en cuenta también el impacto de las comisiones y la fiscalidad de cada uno de ellos.
En busca de la rentabilidad perdida
Como parte de la serie de estudios Passive Insights, Deutsche Asset & Wealth Management (Deutsche AWM) ha publicado el informe El reto de la rentabilidad, en el que se estudia cómo construir una cartera de inversión que genere rentabilidad por encima de la media, en un entorno histórico de tipos de interés bajos y con bajos rendimientos de los dividendos. "Esto no solo afecta a los inversores institucionales, como las aseguradoras y los fondos de pensiones, también es aplicable a los inversores privados", indican desde la entidad, recordando que según el Budesbank, en Alemania más de dos billones de euros se encuentran en el ahorro, en cuentas corrientes y en depósitos a plazo.
"Encontrar fuentes sostenibles de rentabilidad se ha convertido en una tarea difícil. Por ello, los inversores deben estar abiertos a una gama más amplia de activos y a una diversificación global", explica César Muro, responsable de inversión pasiva para Deutsche AWM.
Según los cálculos de la firma, hoy en día obtener ingresos de forma regular es un desafío para los inversores. "Según datos de EEUU, los ingresos por dividendos a mitad de 2015, eran un 50% menor que el conjunto de todo el año. Recientemente, los rendimientos de los bonos soberanos y corporativos europeos han caído más de un 70%", indican los expertos.
"Desde 2009, nos encontramos en un entorno en el que el ratio de inflación es más alto que el interés que se paga por el ahorro. Este caso se describe como un efecto de tipos en negativo", explican, advirtiendo que en el pasado, las fases de tipos en negativo se prolongaban durante mucho tiempo. "Según un estudio realizado por las economistas estadounidenses Carmen Reinhart y Belén Sbrancia, después de la Segunda Guerra Mundial, los tipos en negativo se prolongaron tanto en los mercados emergentes como en los industrializados durante más de 35 años, hasta 1980".
Datos a tener en cuenta, según Deutsche AWM