La start-up española nació en 2011 de la mano de dos jóvenes emprendedores, María José Marín y Alberto Bravo. En su tienda online se ofrecen kits con todo lo necesario para tejer prendas de lana y algodón, además de ofrecer sencillos vídeos tutoriales para que la gente aprenda a tejer desde cero. Esta iniciativa se […]
Dirigentes Digital
| 29 mar 2015
La start-up española nació en 2011 de la mano de dos jóvenes emprendedores, María José Marín y Alberto Bravo. En su tienda online se ofrecen kits con todo lo necesario para tejer prendas de lana y algodón, además de ofrecer sencillos vídeos tutoriales para que la gente aprenda a tejer desde cero. Esta iniciativa se une a las muchas que han ido surgiendo estos últimos años en torno a la idea "háztelo tú mismo.
¿Cómo surge la idea de fundar "We Are Knitters"?
Fuimos a Nueva York hará ya como 5 ó 6 años a visitar a una amiga y nos sorprendió la cantidad de tiendas de lanas que había y la gran variedad de lanas: colores, grosores, procedencias, etc. Había grupos de amigas tejiendo en las cafeterías y lo que más nos llamó la atención fue ver a una chica joven tejiendo con lanas flúor en el metro. Volvimos a Madrid y vimos que nada de eso se veía en España. En ese momento se nos encendió la bombilla y decidimos crear lo que hoy en día es We Are Knitters. Entendimos rápidamente que EEUU es la avanzadilla de muchas tendencias y que, precisamente, la tendencia de tejer llegaría antes o después a Europa y, por consiguiente a España. Así que decidimos ser nosotros los pioneros.
¿Cuál fue el primer paso a la hora de emprender el proyecto?
La verdad es que no hay un primer paso como tal, hay un millón: buscar proveedores de todo (lana, agujas, packaging, etc.), crear la imagen de marca, constituir la sociedad, el papeleo, diseñar las prendas que íbamos a lanzar, etc. Fueron un montón de cosas al mismo tiempo, pero es cierto que, aunque no hace tanto de todo esto, sí que miramos atrás con cierta nostalgia de los comienzos. En esos momentos, vas tan rápido que no te da tiempo a pensar detenidamente en lo que estás haciendo, siempre tienes la adrenalina a mil.
¿Por qué decidís apostar por el ecommerce?
Principalmente porque, posiblemente por nuestra edad, nos parecía normal y lógico crear algo en el medio online. Con una ecommerce puedes llegar a personas de todos los pueblos de España y a ciudades fuera del país que, si hubiéramos creado una tienda física, hubieran sido imposibles de alcanzar. Desde un primer momento tuvimos la vocación de ser una empresa internacional (de ahí nuestro nombre en inglés) y la única manera de conseguirlo era a través de una tienda online.
¿Quiénes han sido los mayores inversores en su startup?
La empresa la constituimos con un poco de dinero que pusimos cada uno y un premio que nos concedieron en nuestra universidad. Además con esa cantidad hicimos nuestro primer pedido de lana. Poco después conseguimos un préstamo de ENISA con el que aguantamos más de un año y medio. Por suerte nuestro modelo de negocio nos ha permitido facturar casi desde el primer día, por lo que nos autofinanciamos durante mucho tiempo. Llegó un punto en el que nos vimos en la necesidad de recurrir a financiación privada y fue cuando entró el fondo de Cabiedes & Partners y los business angels Françoix Derbais y Yago Arbeloa. Dicho así parece muy fácil, pero tuvimos que demostrar muchas métricas con números para que terminaran de creer al 100% en nuestro proyecto, algo normal por otro lado. El último inversor en confiar y apostar por nuestra idea ha sido Marcos Alves, cofundador de la exitosa empresa El Tenedor.
La moda de tejer había desaparecido prácticamente, ¿Por qué creéis que ha vuelto?
Bueno, existe una especie de contracultura a la existente actualmente: pasamos todo el día delante del ordenador, con el teléfono en la mano, con emails, etc. Es todo muy impersonal y digitalizado. Al tejer, creas algo de cero con tus propias manos, lo que hace que una vez has acabado te embargue una sensación de realización personal, de orgullo y de satisfacción por el resultado y por el proceso. Por otro lado, nosotros pensamos que no se trata de una moda. Es cierto que hace un tiempo tejer no era algo guay o ‘cool’ y ahora sí que lo es, pero en Estados Unidos el mercado DIY y en concreto el de tejer crece desde hace más de 10 años, por lo que queda demostrado que es más que una moda, es más bien un estilo de vida.
¿Qué servicios ofrece la página?
Nosotros ofrecemos un kit que incluye todo lo que necesitas para tejer tu propia prenda: los ovillos de lana o algodón 100%, las agujas de madera y los patrones explicados paso a paso. Todo esto está complementado con los vídeo-tutoriales que tenemos en nuestra web. Lo que nosotros pretendemos es que el cliente no tenga que recurrir a otra tienda para terminar su prenda, es decir, todo lo que necesita desde que le llega el paquete hasta que se pone la prenda está incluido en el kit.
¿Qué novedades destaca de su empresa?
A lo largo del tiempo hemos ido lanzando diferentes novedades tanto a nivel de diseños como del producto en sí, aunque si tuviéramos que destacar alguna en concreto creo que me quedaría con las diferentes técnicas que proponemos: además de tejer con 2 agujas, también promocionamos el crochet, que se práctica con una sola aguja y lo que vamos a lanzar esta primavera: el petit point para almohadones. Pero también hemos innovado con materiales, ya que además de la lana, hemos introducido el algodón para que se pueda tejer también en verano, el trapillo que es un material excelente para hacer artículos más decorativos o bolsos, la baby alpaca, un material de una exquisita calidad y calidez… Desde We Are Knitters estamos constantemente innovando y reinventándonos para que el cliente encuentre siempre un nuevo aliciente cuando visita nuestra página.
¿Cuál es su mayor competidor?
Posiblemente sean las grandes casas de lana que hay por todas partes. Ofrecen más tipos de lana con precios diferentes, aunque la calidad de la lana que nosotros ofrecemos es muy muy difícil de encontrar en otros sitios.
¿Cuáles son los objetivos de cara al futuro?
Ahora mismo estamos muy centrados en la internacionalización, principalmente en Alemania, Francia y Estados Unidos. Este último país supone un auténtico reto para nosotros y hay que estar muy preparado para abordar este mercado tan competitivo. De momento, nuestra entrada ha sido muy bien acogida y tenemos grandes expectativas, ya que allí hay un mercado potencial de 38 millones de tejedores.
¿Es difícil emprender en España?
Bueno, suponemos que tan complicado como en otros países, aunque puede que aquí encontrar capital sea más complicado que en otros países como Estados Unidos. Aún así, generalmente en los medios sólo se suele hablar de los casos de éxito, por lo que se transmite una imagen un poco sesgada de la realidad. Por cada emprendedor que triunfa hay otros 9 que han fracasado, aunque ese fracaso puede que le sirva en un futuro para triunfar. En Estados Unidos el emprendedor que fracasa es casi un héroe nacional, mientras que aquí se le ve como a un perdedor.
¿Cuál ha sido el mayor obstáculo al que se han enfrentado como nuevos emprendedores?
La falta de conocimiento. Cuando empezamos con We Are Knitters teníamos 23 años y un par de años trabajados en una consultora multinacional, en PricewaterhouseCoopers. Resumiendo: no teníamos ni idea de nada. Hemos tenido que aprender de todo a base de tortas, malamente dicho. Desde como importar a como gestionar un equipo.
¿Qué le recomenda a los nuevos jóvenes emprendedores que, como ustedes, quieren lanzar un nuevo proyecto de ecommerce?
Que se preparen a trabajar como nunca en su vida. El ser emprendedor tiene sus cosas buenas, que son muchas y muy gratificantes, pero también requiere un gran sacrificio, a todos los niveles. Nosotros tuvimos que renunciar a muchas cosas hasta llegar a donde hemos llegado: viajes, planes con amigos, tiempo libre, descansar, un sueldo fijo etc. Si alguien nos lo hubiera dicho al empezar, a lo mejor nos lo habríamos pensado dos veces, aunque sinceramente, creo que lo volveríamos a hacer con los ojos cerrados porque la experiencia está mereciendo la pena al cien por cien.