La Asociación de Empresas Gestoras de Transporte Urbano Colectivo (ATUC), que engloba a los operadores de transporte público en nuestro país, estima que si se aplicara un tipo superreducido de IVA al transporte público se podrían inyectar 150 millones de euros al sistema con vistas a invertir en mejoras del servicio tan necesarias como la […]
Dirigentes Digital
| 07 sep 2017
La Asociación de Empresas Gestoras de Transporte Urbano Colectivo (ATUC), que engloba a los operadores de transporte público en nuestro país, estima que si se aplicara un tipo superreducido de IVA al transporte público se podrían inyectar 150 millones de euros al sistema con vistas a invertir en mejoras del servicio tan necesarias como la renovación de flotas, la transición hacia flotas sostenibles o la mejora de las frecuencias de paso. El transporte público tributa actualmente al IVA reducido (10%), al igual que el ocio, por ejemplo, ya sea la hostelería o espectáculos deportivos (y, según acaba de anunciar el Gobierno, en 2018 también el cine). Para la ATUC, se trata de una “equiparación injustificada”, pues afirman que el transporte público “garantiza la movilidad universal” y que debe considerarse “como bien de primera necesidad”. Para la asociación, esos 150 millones de euros permitirían al sector adaptarse al desafío actual, que pasa por replantear la movilidad en las ciudades sobre la base de la sostenibilidad y la tecnología. Además, señalan que el sector se enfrenta a un incremento en el número de viajeros de un 3% este 2017 gracias a la mejora del empleo. La ATUC añade que esta bajada en el IVA “tendría un impacto mínimo en el bolsillo del usuario y tampoco incentivaría el uso del transporte público, pues la experiencia muestra que la demanda de este servicio es muy inelástica”. En cambio, consideran que “sí supondría un revulsivo para acometer mejoras del servicio y tener un sistema donde la relación calidad/precio sea todavía más evidente”. Actualmente, según explican desde la asociación, los billetes de transporte en España están alineados con los niveles de renta de la población y son más bajos que en otras ciudades europeas. Por ejemplo, en Berlín el abono transporte mensual es casi 25 euros más caros que en Madrid pese a que ambas ciudades tienen un PIB similar.