Y el final está siendo la gota que colma el vaso. Me refiero a un comportamiento de los mercados, en 2015, mucho peor de lo esperado. Bolsas a la baja, de mal a peor según el potencial teórico inicial de rentabilidad, igual que commodities. Por el contrario, el crédito mejor a lo esperado y, sin […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Y el final está siendo la gota que colma el vaso.
Me refiero a un comportamiento de los mercados, en 2015, mucho peor de lo esperado.
Bolsas a la baja, de mal a peor según el potencial teórico inicial de rentabilidad, igual que commodities.
Por el contrario, el crédito mejor a lo esperado y, sin duda, la gran protagonista la deuda. Mejor la pública.
El dólar, en línea con lo previsto al alza. Llamativo lo del dólar ahora: sube con mercados al alza y cae con aversión al riesgo.
¿En qué nos hemos equivocado? Realmente esta pregunta es fácil de generalizarse. Es lo que tiene la estrategia de grupo, especialmente cuando el principal detonante del optimismo oficial era común, la postura de los bancos centrales. Liquidez, mucha liquidez; mensajes optimistas para el futuro; menor inquietud sobre los precios (absolutos y relativos) de los activos financieros… ¿cómo van los inversores a oponerse a todo esto? Y, sin embargo, los que han desconfiado son precisamente los que mejor han salido parados en el año. ¡Incluso con rentabilidades positivas!.
Con todo, lo peor es el momento, a final de año con libros casi cerrados, en que se intensifican las caídas. Muchos inversores aún recuerdan lo que pasó hace un año con el franco suizo. ¿Lo ven? Un nuevo ejemplo de que la historia puede repetirse, pero con diferentes activos. En aquel momento fue el Banco Nacional de Suiza el que se retiró del mercado precipitando la caída de la moneda suiza. Ahora muchos aluden al Banco Central Europeo tras la decepción de la última reunión, al Banco de Japón que frustró las expectativas de más medidas expansivas a finales de octubre y hasta al Banco Central de China que sigue dilatando la aprobación de nuevas medidas expansivas. ¿Y la Fed? Algo falla en este escenario cuando de nuevo vemos como los tipos de interés de la deuda bajan en el momento en que se inicia la subida de los tipos de interés oficiales.
Pero, de nuevo, ¿qué ha fallado?
Quizás un exceso de confianza en los bancos centrales. Tal vez, su sentigo de vértigo ante la importancia de las medidas tomadas y la percepción de que los costes asumidos a medio y largo plazo son enormes. Al final, en algunos caso la falta de reflejos (y de consenso interno).
La materialización de potenciales riesgos: China.
La maduración de otros, como sería el caso generalizado de las dificultades ahora de las economías (y mercados) emergentes. La caída de commodities acentúa los problemas.
Y mucha mala suerte. Especialmente de que todo lo anterior haya ocurrido de forma casi simultánea.
Naturalmente, 2016 será mucho mejor. ¡Cómo esperar lo contrario! Pero, sigo pensando, los bancos centrales tienen que ayudar más para lograrlo. Comenzando por la Fed esta misma semana.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.