Tayyip Erdogan sucederá al presidente saliente Abdulah Gül para un mandato de cinco años, el 51,8% de los votos. Ekmeleddin Ihsanoglu, obtiene el 38,5% y el activista kurdo Selahattin Demirtas, el 9,8%.
Unos 53 millones de personas estaban convocadas a las urnas, en la primera ocasión en que los ciudadanos eligen directamente al presidente de la República, que hasta ahora era escogido por el Parlamento.
Con la reciente victoria, Erdogan demuestra que es el político más popular del país. Su Partido de la Justicia y el Desarrollo del partido (AKP) ha ganado todas las elecciones desde 2002, que estuvieron salpicadas con polémicos casos de corrupción que afectaban directamente a su Gobierno.
El presidente electo fundó el AKP en 2001. En 2002 ganó las elecciones generales, que le valieron para convertirse en primer ministro. Cargo que no ha abandonado hasta esta legislatura.
La figura de Erdogan ha sufrido un giro de 180 grados en los últimos años. Ha pasado de ser considerado el principal motor de una Turquía moderna y democrática, a un líder autoritario y conservador. La oposición teme que aproveche su nuevo cargo para islamizar el país.
Erdogan ha anunciado que su presidencia no seguirá la tradición de una presidencia simbólico y que será activo y partidista en sus funciones. Para empezar ya ha anunciado elaborar una nueva Constitución y utilizar al máximo las competencias que le permite la ley.