“Es muy difícil preservar capital en renta fija tradicional”

A juicio de los expertos, y a pesar de apostar por la renta variable para aquellos que busquen mayores rendimientos, consideran que el mercado estadounidense es el más sobrevalorado si se compara con otros, pero no en términos históricos. "Haciendo stock picking, se pueden encontrar buenas ideas de inversión a valoraciones atractivas", explican en referencia a Wall Street.

En términos de valoración, y aunque las Bolsas europeas estén más baratas que las americanas, consideran que son los mercados asiáticos los más atractivos. "Las economías emergentes tienen los mercados financieros menos desarrollados y es más fácil encontrar infravaloraciones importantes", indican, recordando sin embargo que la cautela debe primar en estas apuestas, ante dos hechos contundentes: "la fiabilidad de las cuentas de las compañías no es la misma que la de países como EEUU o Reino Unido, y el análisis pierde calidad a medida que aumenta la distancia geográfica", indican.

Aseguran que, ante el endeudamiento global y el resto de riesgos que acechan a la economía, "estar invertido en acciones a través de un fondo de inversión es la mejor defensa ante el incierto futuro que siempre acompaña al inversor".

Tipos negativos: ¿dónde estar en renta fija?

David Poulet, gestor de la firma, reconoce que "la situación en general es muy inquietante" aunque matiza que hay que distinguir entre la inversión en el terreno tradicional de emisiones y la inversión en el ámbito no tradicional. Y es en este último donde la firma sí observa oportunidades.

Para los expertos, el hecho de que buena parte de la curva europea se sitúe en negativo, provoca que "la Bolsa sea más interesante que la renta fija para preservar el patrimonio a largo plazo y distorsiona la toma de decisiones de todos los agentes económicos, forzando a todos a pagar más por los activos".

Por eso, aseguran que hay que ir más allá de la deuda core para encontrar activos menos tradicionales. "Los factores que permiten encontrar estas emisiones son una estructura compleja, que exige más horas de análisis, la ausencia de calificación crediticia, que limita enormemente el número de inversores interesados en ellas, sectores y países caídos en desgracia, o un tamaño de la emisión que también propicia que haya una menor demanda por parte de los inversores", explican los expertos, asegurando que "todos estos factores contribuyen a que las emisiones ofrezcan rentabilidades muy superiores a las que se pueden encontrar con calificaciones de AAA, simples, de un gran tamaño".