Mudarse a un piso más moderno, adquirir una vivienda en la playa o en una zona rural, financiar la casa de sus hijos… Estas son algunas de las razones de adquirir un inmueble en propiedad durante la jubilación. Pero… ¿es la edad un problema para comprar una vivienda? Esta cuestión es, quizás, la principal preocupación […]
Dirigentes Digital
| 19 jul 2017
Mudarse a un piso más moderno, adquirir una vivienda en la playa o en una zona rural, financiar la casa de sus hijos… Estas son algunas de las razones de adquirir un inmueble en propiedad durante la jubilación. Pero… ¿es la edad un problema para comprar una vivienda? Esta cuestión es, quizás, la principal preocupación de este colectivo, sobre todo si no disponen de ahorros suficientes y necesitan pedir un crédito hipotecario. El préstamo es posible, pero hay una serie de condiciones que conviene tener en cuenta. Los expertos de Casaktua.com explican cuáles son: – Hipotecas a corto plazo. A la hora de conceder el crédito, los bancos exigen que ninguno de los titulares sobrepase los 70-75 años al finalizar el pago (algunos incluso ponen el tope en 80 años). Por tanto, el plazo máximo a conceder estaría en los 10 años, 15 si se trata de prejubilados. – Máximo un 50% de financiación. Si los ahorros son muy escasos, a no ser que se disponga de unos ingresos muy elevados, la concesión de la hipoteca se complica. Por norma general, la financiación de un banco estaría en el 80% del precio del inmueble. En este caso, los expertos recomiendan que no supere el 50%, así hay mayor facilidad de pago. – ¿Primera vivienda en propiedad? Disponer de una primera vivienda en propiedad facilita la concesión de la hipoteca. Lo más recomendable es venderla y aumentar el porcentaje de ahorro a aportar en la compra. Además, el actual IRPF ya permite a los mayores de 65 años no tributar por las plusvalías obtenidas cuando se trata de la venta de la vivienda habitual. Si se decide no seguir esta vía, también se puede optar por el alquiler y, con la renta mensual, hacer frente al préstamo. – Estabilidad de ingresos, punto a favor. En principio, la pensión es un salario garantizado que se cobra todos los meses. El riesgo es menor y eso lo tiene en cuenta el banco. Otro factor que puede ayudar es contar con un Plan de Pensiones privado que de un empuje a sus ingresos y permita afrontar más holgadamente la cuota mensual. – Los prejubilados, mayores posibilidades. Son los que más opciones tienen para que el banco les conceda una hipoteca. Su edad oscila entre los 55 y 65 años, suelen tener un perfil socioeconómico medio o medio-alto y habitualmente cobran tramos más altos de pensión. – Menos tipos de interés y sin seguro de vida. Este tipo de hipotecas, al ser más corta y con cuotas más altas, los intereses a pagar serán mucho menores que en una a 30 años. En cuanto a los productos vinculados, dependiendo de la edad, el comprador se ahorrará el seguro de vida, ya que éste solo cubre hasta una edad límite de 65 años. Además, el seguro de amortización solo cubrirá a la persona hasta los 70 años.