El primer trimestre de 2016 fue una decepción en cuanto a datos económicos se refiere, y el mes de abril parece no haber mejorado el panorama. Sin embargo, las previsiones apuntan a que el segundo trimestre habrá un repunte. ¿Podemos fiarnos de este optimismo? En este entorno, hemos decidido elevar de nuevo el riesgo en […]
Dirigentes Digital
| 30 may 2016
El primer trimestre de 2016 fue una decepción en cuanto a datos económicos se refiere, y el mes de abril parece no haber mejorado el panorama. Sin embargo, las previsiones apuntan a que el segundo trimestre habrá un repunte. ¿Podemos fiarnos de este optimismo? En este entorno, hemos decidido elevar de nuevo el riesgo en nuestras carteras, en particular en renta variable, cuyas valoraciones deberían ser reconsideradas a la luz de las rebajas en las previsiones de cara a los próximos resultados empresariales. Parece que recortar las estimaciones para superar el consenso se ha convertido en la norma en Estados Unidos y ha comenzado a extenderse a Europa.
Somos más neutrales en los bonos corporativos high yield y con grado de inversión, especialmente en Europa, impulsados por un panorama económico más favorable y el mayor dinamismo del BCE. La Zona Euro fue una honrosa excepción en el primer trimestre, un periodo en el que vimos un frenazo en el crecimiento económico global, que no alcanzó las previsiones, y en que se han incrementado las preocupaciones sobre la economía de Estados Unidos, donde ni los componentes del PIB del primer trimestre ni los datos de abril parecen dar motivos para el optimismo.
Con este telón de fondo, la Reserva Federal parece haberse adaptado a las circunstancias de la economía estadounidense, según se desprende del discurso acomodaticio de su máxima dirigente. El organismo que preside Janet Yellen ha sido más flexible de lo que se esperaba en su orientación a futuro y los datos macro han sido más favorables en Europa, que además continúa acumulando un masivo superávit por cuenta corriente.
Debemos añadir que el actual rally en las materias primas también ha alimentado la caída del dólar. En los últimos meses, las materias primas y los tipos de cambio han sido un factor importante en las ganancias de los mercados. Un dólar débil y un yuan plano suponen cierto alivio, a la vez que la fortaleza del yen ha presionado a los mercados, tanto en Japón como a nivel mundial.
De esta manera, hemos reducido la exposición a la renta variable japonesa, a la vez que hemos incrementado nuestra exposición a la deuda de los mercados emergentes, ya que esperamos que el crecimiento sea más doméstico que global en los próximos semestres. Percibimos motivos reales para el pesimismo en los datos económicos de Japón, donde el Abenomics podría descarrilar. Mientras el Gobierno culpa a las empresas niponas de falta de inversiones y de no subir los salarios, éstas responden que las previsiones de crecimiento no son suficientemente buenas. Simplemente señalaremos que el sector corporativo de este país ahora mantiene efectivo equivalente al 50% del PIB.
Laurent Denize, Global CEO & Co-CIO Oddo Meriten AM.