Es la primera vez que un presidente de Estados Unidos convierte esta amenaza emergente en una prioridad. La prueba se vio durante el discurso sobre el Estado de la Unión, en la que Obama pidió al Congreso que apruebe la legislación para "enfrentar esta amenaza; si no actuamos, dejaremos a nuestra nación y a nuestra […]
Dirigentes Digital
| 15 feb 2015
Es la primera vez que un presidente de Estados Unidos convierte esta amenaza emergente en una prioridad. La prueba se vio durante el discurso sobre el Estado de la Unión, en la que Obama pidió al Congreso que apruebe la legislación para "enfrentar esta amenaza; si no actuamos, dejaremos a nuestra nación y a nuestra economía vulnerables", determinó. No es una preocupación banal, los ataques informáticos cuestan a la economía global más de 400.000 millones de dólares al año, según un informe publicado el pasado mes de julio por el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.
El presupuesto de Obama busca el desarrollo de mecanismos de detección, un mayor grado de intercambio de información con el sector privado y otros países, y mayores fondos para que el gobierno pueda responder a posibles ataques informáticos. Según la Casa Blanca, "ningún sector es inmune a la infiltración de aquellos que buscan robar secretos comerciales o gubernamentales". Entre diferentes peticiones, la administración Obama quiere dedicar 227 millones de dólares a la construcción de un Cyber Campus Civil, para incentivar la colaboración público-privada, y 160 millones de dólares para el programa de armas del Departamento de Energía de la Administración de Seguridad Nuclear. Solo el Pentágono ha reclamado 5.500 millones para invertir en ciberseguridad.
El dinero que ha dedicado el gobierno federal a este capítulo ha ido creciendo en los últimos años, lo que refleja tanto el aumento de la preocupación como las amenazas reales, tanto nacionales como internacionales, que han recibido tanto gobierno federal como compañías americanas. Entre los ejemplos más recientes, la reciente infiltración en las cuentas de Twitter y Youtube del Comando Militar Central (Centcom) o el ataque informático a Sony el pasado mes de noviembre por el que se filtraron en la red diversas películas, guiones y documentos internos de la empresa.
Además de poner dinero, Obama busca un cambio en la legislación y para ello ha hecho diferentes propuestas: una ley que pide a las empresas "atacadas" que lo comuniquen en un plazo de 30 días si se han filtrado datos personales; otra propuesta es facilitar a las compañías que compartan información sobre amenazas digitales con el gobierno ? en este sentido, los defensores de la privacidad temen que este intercambio de datos no haga sino beneficiar a la Agencia Nacional de Inteligencia (una desconfianza que todavía está latente tras las revelaciones de Edward Snowden), por esta razón Obama, quiere que las empresas den los datos al Departamento de Seguridad Nacional y no a la NSA.
Este impulso legal y financiero de la administración Obama, si finalmente consigue el beneplácito del Congreso, beneficiará y potenciará el crecimiento de empresas tanto grandes (el caso de Hewlett Packard) como medianas o pequeñas que ofrecen servicios orientados a la proteger de los ataques informáticos.