Esta sobreponderado o no en renta variable puede suponer riesgos. Sobre todo cuando la rentabilidad real de los activos monetarios y muchos mercados de renta fija es negativa. A la vista de este entorno, el equipo de análisis de Deutsche Bank recomienda estar “sobreponderado en renta variable, neutral en activos monetarios e infraponderado en renta fija”. Uno […]
Dirigentes Digital
| 07 dic 2017
Esta sobreponderado o no en renta variable puede suponer riesgos. Sobre todo cuando la rentabilidad real de los activos monetarios y muchos mercados de renta fija es negativa. A la vista de este entorno, el equipo de análisis de Deutsche Bank recomienda estar “sobreponderado en renta variable, neutral en activos monetarios e infraponderado en renta fija”. Uno de los riesgos de estar infraponderado en renta variable es que siguen viendo una aceleración “del ciclo de inversión empresarial, ya que, por ejemplo, los pedidos de bienes duraderos de EE.UU. registran actualmente su tasa de crecimiento más alta desde comienzos de 2012“. Si el BCE y el Banco de Japón siguieran siendo cautos y mantuvieran bajos los rendimientos en este entorno positivo, entonces “las bolsas podrían ajustar sus precios espectacularmente, ya que las buenas perspectivas fundamentales se verían fortalecidas por una política monetaria excepcionalmente expansiva”. Perfil de exposición a renta variable No obstante, no hay duda de que la prolongada duración del ciclo alcista actual hace que la renta variable presente un riesgo asimétrico a la baja. Por lo tanto, la naturaleza de la exposición a renta variable puede ser tan importante como la cantidad de la misma. A consecuencia de ello, “algunos miembros del equipo son más optimistas sobre la bolsa estadounidense, argumentando que la exposición a renta variable con una beta baja es una estrategia prudente a la vista del panorama de los riesgos en los diferentes mercados”. Canales del riesgo El congreso quinquenal del Partido Comunista de China se clausuró durante el mes y Xi Jinping ha consolidado claramente su autoridad sobre el partido y el aparato estatal. En este sentido, han tenido bastante relevancia los esfuerzos para controlar políticamente el banco central chino, junto con la desliberalización gradual de la política económica. Por ejemplo, este año la estabilidad financiera se ha apuntalado mediante un control más estricto sobre los flujos cambiarios y el valor del yuan. Xi y, de forma más general, sus acólitos en el gobierno de China piensan claramente que ya no es tan necesario liberalizar la economía para dotarla de un gobierno económico de libre mercado al estilo estadounidense y que puede prevalecer una postura “más china” hacia la economía. Estos cambios de enfoque tienen importantes implicaciones para los inversores. A medida que se estrechan los vínculos chinos con el mundo, el crecimiento del gigante asiático se convierte en el principal canal de riesgo para vigilar. Aunque algunos dentro del equipo de inversión de Deutsche Bank creen que “se necesita un control más férreo por parte de las autoridades, que de lo contrario podrían liberalizar a un ritmo demasiado rápido para la economía, otros creen que la gestión más férrea de la economía perpetuará la asignación deficiente del capital y lastrará el crecimiento a largo plazo”. A pesar de que el sistema financiero está relativamente contenido, persisten las dudas sobre el impacto que podría tener una crisis financiera sobre el crecimiento. La mayor parte de la deuda que poseen los bancos chinos está fuera de balance, lo que dificulta la tarea de dibujar un panorama preciso de los riesgos dentro del sector financiero del país. Esta opacidad es la que, en última instancia, “suscita las dudas que sienten los inversores en relación con China“.