Los mercados, en especial la renta variable, han tenido hasta la fecha un comportamiento óptimo tanto en Europa como en Estados Unidos. Cierto es que durante los primeros seis meses del año se alcanzó un momentum muy positivo, pero el balance, en términos generales, no ha sido precisamente adverso. Solo basta con observar el recorrido […]
Dirigentes Digital
| 28 nov 2017
Los mercados, en especial la renta variable, han tenido hasta la fecha un comportamiento óptimo tanto en Europa como en Estados Unidos. Cierto es que durante los primeros seis meses del año se alcanzó un momentum muy positivo, pero el balance, en términos generales, no ha sido precisamente adverso. Solo basta con observar el recorrido que han tenido los principales índices de referencia en sendos lados del Atlántico. El clima de inversión, ante el empuje alcista y la entrada masiva de capital en el mercado, se ha ido tornando ciertamente confuso. Y lo ha hecho merced de la política de los bancos centrales que han nutrido de liquidez durante los últimos años al mundo financiero. En Wall Street se acumula el segundo mercado alcista más largo de la historia. En Europa, los niveles también son elevados, en término medio, aunque con un tinte bastante diferente. Así las cosas, la duda sigue siendo la misma, de cara al 2018, que en los últimos ejercicios: ¿Cuál de los dos mercados ofrece mayores posibilidades de revalorización? ¿Dónde pueden encontrar los inversores mayor potencial? Es la eterna pregunta. En este sentido, Jean François Bay, estratega de La Financière de l’Echiquier, expone las razones por las cuales Europa tendría mayor atractivo que Estados Unidos. Desde su punto de vista el mercado norteamericano tiene unas valoraciones “muy por encima de la media del ciclo económico (iniciado tras la recuperación de la crisis económica”. Las acciones estarían “caras” en este momento y con más incertidumbres abiertas. Pimero porque la política de Donald Trump no se conoce aún como va a seguir adelante. Sobre todo, en cuanto al impacto que puede tener la reforma fiscal, en gran parte descontada ya por los mercados tras su victoria electoral. Y segundo, pero más importante, porque nos encontramos ante una fase del ciclo “bastante madura” y cada vez las probabilidades de una corrección no coyuntural es mayor. Europa, por su parte, presenta una situación algo diferente. Se encuentra rezagada en cuanto a la normalización en la política monetaria y, pese a que las valoraciones en la renta variable están ligeramente por encima de la media histórica, “aún puede haber valor”. Un valor que se encontraría, en opinión de Bay, en la “selección específica de valores, atendiendo a criterios fundamentales, a las perspectivas a futuro y la valoración concreta”. Un stock picking en Europa, por tanto, sería una alternativa más que positiva para invertir. Así, no habría que fijarse concretamente en sectores sino más bien en nombres cuya solidez en términos de balance y de gestión sean atractivos. Un ejemplo de la gestora francesa en esta línea se encontraría en el sector bancario, que tienen infraponderado en términos generales, pero en el que guardan cierta exposición por entidades que pueden tener capacidad de subida en bolsa. Por tanto, Europa ganaría la partida el próximo año a Estados Unidos.