En este escenario, el Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones apunta a las características que el sistema debe mantener para ser sostenible en el tiempo. Robert Holzmann, miembro de la institución, apunta a que "un buen sistema de pensiones debe ser equitativo para garantizar una mínima tasa de sustitución de renta para los […]
Dirigentes Digital
| 13 feb 2015
En este escenario, el Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones apunta a las características que el sistema debe mantener para ser sostenible en el tiempo. Robert Holzmann, miembro de la institución, apunta a que "un buen sistema de pensiones debe ser equitativo para garantizar una mínima tasa de sustitución de renta para los más mayores". A su juicio, debe contar con otra característica clave: ser asequible para la economía, "porque siempre podemos financiar un sistema de pensiones con una contribución elevada, pero la economía sufrirá", advierte.
Holzmann insiste en que el tercer pilar se base en un sistema financieramente sostenible, "lo que significa que las finanzas del sistema estén garantizadas sin continuos recortes en los gastos o las rentas que paga. Tiene que estar protegido frente a shocks, y por último debe ser justo. Justo para las personas y justo entre generaciones", explica.
En su opinión, un sistema que sea capaz de conseguir estos cinco objetivos clave sería el ideal. Y a su juicio, el que más se acerca a estas características el modelo implantado en Suecia. Se trata de un sistema que en sus extremos cuenta con "un ala social y financiera", sin altas tasas de sustitución del último salario para todo el mundo, que se ven compensadas con esa ala del sistema financiero. "Cuanto más grande sea el pilar central, más pequeñas serán las alas social y financiera, y cuanto más pequeño sea el pilar central más largas habrán de ser esas alas", explica Holzmann.
Por su parte, desde el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), apuntan a que el espejo de España debe ser Alemania. "Allí han profundizado mucho en el sistema de pensiones, reduciendo la elevada dependencia del sistema público". Y recuerdan además que el perfil del inversor germano se parece mucho más al español que el de Reino Unido o EEUU, países en los que los horizontes temporales son más largos y los productos de ahorro representan una enorme diversidad de agentes, a diferencia de en España, donde el 90% de ellos se distribuye a través de las redes bancarias.
Tanto en EEUU como en Reino Unido existen las llamadas figuras de planes de ahorro individual, a menudo ligadas a la cobertura de la jubilación, como las conocidas IRA o los planes de empleo 401 en EEUU y las cuentas individuales ISA, combinables con pensiones personales en Reino Unido. Todos ellos cuentan con una fiscalidad favorable. Por ejemplo, los ISA, permiten a los ahorradores británicos hacer aportaciones anuales de hasta 15.000 libras invertibles en una amplia gama de productos como acciones, bonos, vehículos de fondos, cash, etc.
Pero el modelo a seguir es el alemán, donde el perfil del ahorrador también es conservador y la seguridad de la inversión sigue siendo el factor más importante frente al objetivo de altas rentabilidades. El país inició sus reformas en 2001 a través del conocido como sistema Riester, creando un nuevo sistema de ahorro complementario mediante pensiones privadas, tanto de empleo como individuales. Y no solo con incentivos fiscales. También se crearon subsidios (básicos y familiares por hijos) mediante la aportación pública directa a las cuentas de pensiones.
Estos subsidios solo se aplican a los ahorradores que aporten un 4% de sus ingresos a estas cuentas. Además, se incentivaron los planes de empleo, extendiendo el modelo a los oficios, autónomos y trabajadores por cuenta propia, permitiendo aportaciones anuales de hasta 20.000 euros o 40.000 en el caso de matrimonios, con una deducción parcial de impuestos considerándolas como gastos extraordinarios. La deducción fue del 76% en 2013, pero ascenderá progresivamente hasta el 100% en 2025.