¿Experiencia o actitud? ¿Qué es mejor dentro de un equipo? Muchas veces cuando construimos nuestros equipos o buscamos cubrir una posición abierta en nuestra organización se abre el debate sobre qué es mejor. En todas las organizaciones hay gente que siempre prefiere la supuesta seguridad que da contar con alguien con experiencia, mientras que hay […]
Dirigentes Digital
| 05 feb 2018
¿Experiencia o actitud? ¿Qué es mejor dentro de un equipo? Muchas veces cuando construimos nuestros equipos o buscamos cubrir una posición abierta en nuestra organización se abre el debate sobre qué es mejor. En todas las organizaciones hay gente que siempre prefiere la supuesta seguridad que da contar con alguien con experiencia, mientras que hay otra gente que tiende a arriesgarse por la potencialidad que da la actitud, aunque sea sin experiencia.
Es indudable que la experiencia es más fácil de medir: años trabajando, diversidad de empresas en las que se ha trabajado, situaciones que se han vivido… todo esto son ciertamente aspectos que miden la experiencia y las vivencias de un individuo y que determinan su experiencia.
Por el contrario, la actitud genera siempre más incomodidad porque puede ser percibida como más subjetivo y porque, para qué negarlo, las empresas tienen menos claro qué buscan o tienden a proponer generalidades. Es cierto que la actitud es más difícil de medir y que esa actitud debería de ser diferente en función de la empresa en la que se trabaja en tanto en cuanto tiene que ser una derivada de los valores. Pero precisamente por eso hay que hacer un ejercicio mucho más intenso para asegurar que toda la empresa los entiende y los interioriza para acabar midiendo los mismos comportamientos.
Pero no es menos cierto que la una sin la otra, de poco valen. Todos nos hemos encontrado en nuestra vida gente que, a pesar de su experiencia, no querríamos trabajar con ellos por su actitud. De igual forma, raramente propondríamos liderar un proyecto muy complejo a alguien que no cuenta con la experiencia mínima por muy buena actitud que tenga.
Por eso, nosotros en Angulas Aguinaga elegimos las dos. Y no porque no tengamos capacidad de elegir, sino porque son variables distintas y que pueden y deben de ser combinadas. La experiencia se construye efectivamente con tiempo, con la práctica y con vivencias que llenan la mochila de cada individuo. La actitud en cambio, es una forma de enfrentar las distintas situaciones que se encontrará la persona en su devenir profesional y personal y que medirán por tanto las probabilidades no sólo de éxito, sino lo que es más importante, de encajar en la empresa u organización.
Tener experiencia es un valor importante dentro de un equipo, pero debe ir siempre acompañado de una actitud adecuada. Una actitud que nos permita sacar lo mejor de nosotros mismos para mejorar nuestra trayectoria profesional y la de toda la compañía. Una actitud que sume y nos permita comprometernos con un proyecto. Estar en él porque queremos estar, porque queremos mejorarlo y seguir formando parte de él y no porque nadie nos lo imponga.
Una actitud que nos permita cuestionarnos el estado de las cosas de manera continua para ver en qué podemos seguir mejorando; no tener miedo y mirar siempre hacia adelante para convertir la incertidumbre en nuevas oportunidades. Una actitud que nos permita marcar el camino de los mercados donde competimos, desarrollar conocimiento y optimizar todos los recursos a los que tenemos acceso con responsabilidad. Una actitud que nos permita escuchar, ser colaboradores y desarrollar eficazmente a nuestro equipo y a nosotros mismos.
En Angulas Aguinaga siempre hemos creído en el cambio y la innovación para sumarnos a él, pero en 2017 hemos empezado otra etapa donde además de la innovación las personas son un pilar fundamental. 2017 ha sido el año de organizarnos para empezar a partir de ahora a crecer de forma acelerada.
En este tiempo, hemos construido una actividad personal entre departamentos bajo un paraguas común: la Actitud Aguinaga. Una actitud de la que hablaba al principio de este texto y que nos permite trabajar cada día para ser un referente en innovación. Ser conscientes de que podemos hacerlo bien, poder contarlo a nuestros compañeros, nuestros conocidos y sobre todo, poder ayudar a otros en el camino.
Creemos en la experiencia que aportan los años y en todos esos colaboradores que nos han permitido llegar hasta aquí con su esfuerzo. Pero también, creemos en los jóvenes, q pueden seguir aportándonos momentos históricos e hitos reconocibles por la industria en el futuro.
Pero sobre todo creemos que independientemente de la mucha o poca experiencia es importante contar con aquellos que no se detienen ante los contratiempos, aquellos que no se amilanan ante los desafíos porque les pueden sus ganas de ponerse al servicio del consumidor y buscar soluciones diferentes a problemas reales de la gente de a pie. Aquí es donde experiencia y juventud pueden hacer que la fórmula sea perfecta.
Por lo tanto, si alguien me preguntara qué es lo que hace especial a una organización, diría sin dudar que las personas que la forman. El recurso más importante de una empresa son las personas y atraer y retener ese talento debe ser una de las prioridades ahora y en el futuro. Más aún si tenemos en cuenta que los retos son grandes. Todos buscamos revolucionar nuestro sector, aportar nuevas soluciones que acompañen la evolución del pensamiento de nuestros consumidores y, ¡más aún!: poder anticiparnos a sus peticiones. Ese espíritu innovador requiere fuerza, talento e ilusión y es lo que debe guiar nuestras mañanas. Si cuentas con un equipo con estas premisas, sabrás que trabajas en la dirección correcta para lograr tus objetivos personales y profesionales.
Ignacio Muñoz, CEO de Angulas Aguinaga