En un reciente análisis, el gestor explica que los coeficientes de reparto son más complejos de lo que parece a simple vista. No se trata de buscar simplemente aquellas acciones que repartan dividendos más elevados. “Para los inversores con horizontes a largo plazo, la sostenibilidad de tales distribuciones reviste más importancia, en particular si las […]
Dirigentes Digital
| 26 oct 2016
En un reciente análisis, el gestor explica que los coeficientes de reparto son más complejos de lo que parece a simple vista. No se trata de buscar simplemente aquellas acciones que repartan dividendos más elevados. “Para los inversores con horizontes a largo plazo, la sostenibilidad de tales distribuciones reviste más importancia, en particular si las acciones forman parte de una cartera de reparto diseñada para ser consistente”, indica. Según insiste, los inversores deben fijarse en que esos dividendos sean pagados a partir de beneficios sólidos, “en lugar de canibalizarse financiando los dividendos con deuda”. Nick Clay apunta aquí la importancia de mirar más allá del coeficiente de reparto, un indicador que mide el dividendo por acción anual de una empresa dividido por el beneficio por acción en un año determinado. “Si una empresa ha mantenido estable su dividendo pero anuncia un menor beneficio que en su informe previo, tendrá un mayor coeficiente de reparto que antes. Este es el caso de muchas compañías del sector de la energía: ahora tendrán mayores coeficientes de reparto que el año pasado, ya que los precios del petróleo han erosionado sus beneficios. No obstante, esto no significa que sean una buena inversión”, advierte el experto. A juicio de Clay, uno de los aspectos fundamentales para invertir con una finalidad de rentas es comprobar la tasa de flujo de caja libre de las compañías, para determinar la probable capacidad de mantener el nivel de dividendo en el futuro. “De este modo espera evitar a compañías susceptibles de tomar dinero prestado para pagar dividendos y satisfacer así las expectativas de los inversores”, indica. Pero cuidado. El gestor también tacha de ‘simplistas’ las teorías que apuntan a que cuanto mayor sea el coeficiente de reparto de una empresa, mayor probabilidad tendrá de reducir o suspender completamente su dividendo en el futuro. “Si una empresa genera altos niveles de liquidez pero no requiere una inversión intensiva en capital para mejorar su beneficio, no existe motivo alguno para retener beneficios”, asegura. En un entorno en el que “cada vez más empresas están rompiendo sus promesas”, Clay añade que “evaluar activamente el peligro de unas rentabilidades por dividendo levadas y aparentemente atractivas es más importante si cabe a la hora de proteger sus inversiones de un eventual desplome subsiguiente de dichas rentabilidades”, indica el gestor. El gestor recomienda cautela en el caso de empresas con coeficientes de reparto del 100% o superiores: “Esto significa que las empresas han destinado la totalidad de sus beneficios (o más) al reparto de dividendos a los accionistas. Aunque esto puede ser agradable a corto plazo, pensamos que a largo es insostenible”, asegura.