El rebote de las materias primas, la debilidad del dólar y la fortaleza que sigue mostrando el crecimiento económico han vuelto a colocar el foco sobre la inflación en los mercados desarrollados y emergentes, con el consiguiente aumento generalizado de los rendimientos. Pero, ¿qué ha cambiado y qué mercados están beneficiándose? Andrea Iannelli, Director de […]
Dirigentes Digital
| 19 feb 2018
El rebote de las materias primas, la debilidad del dólar y la fortaleza que sigue mostrando el crecimiento económico han vuelto a colocar el foco sobre la inflación en los mercados desarrollados y emergentes, con el consiguiente aumento generalizado de los rendimientos. Pero, ¿qué ha cambiado y qué mercados están beneficiándose? Andrea Iannelli, Director de inversiones del área de renta fija de Fidelity International, lo explica bajo estas líneas. EE.UU. “Enero dejó un comienzo de año difícil en los mercados de renta fija. Los rendimientos de la deuda pública subieron de forma generalizada, con los bonos del Tesoro de EE.UU. a la cabeza. Una coyuntura económica favorable, la reforma fiscal en EE.UU. y la subida de las expectativas de inflación tiraron al alza de los rendimientos; además, la debilidad del USD y la recuperación de los precios de las materias primas elevaron las presiones alcistas sobre las expectativas de inflación. El mercado espera ahora que la Fed suba los tipos entre dos y tres veces en 2018. Aunque no se pueden desestimar nuevas subidas de los rendimientos, la dinámica de los activos de riesgo depende en cierta medida de unos rendimientos bajos. Eso limita lo que pueden subir los rendimientos antes de que veamos un contagio indeseado a los mercados de deuda corporativa y renta variable (que es lo que vimos a comienzos de febrero). Por lo tanto, creemos que lo adecuado es mantener una postura neutral en bonos del Tesoro de EE.UU. A largo plazo, los riesgos siguen orientados al alza en la inflación estadounidense. La posible introducción de aranceles y la inversión en infraestructuras también podrían alimentar presiones alcistas en la inflación. Las tasas de inflación implícita a 10 años de EE.UU. ya no están baratas, dado que han ampliado más de 45 puntos básicos desde los mínimos de 2017. Hemos adoptado una postura neutral en los bonos indexados a la inflación de EE.UU., pero nos plantearíamos volver a elevar la exposición si se recuperan niveles inferiores al 2%”. Europa “El mensaje expansivo del BCE parece cada vez más amenazado por una economía de la zona euro que está registrando un crecimiento sólido y unas condiciones financieras laxas, aunque con pocas presiones inflacionistas. Con el extremo corto asentado en -40 pb durante al menos otros doce meses, las reinversiones continuas del programa cuantitativo y un panorama de oferta favorable, seguimos siendo optimistas en duración europea. Concretamente, la deuda de los países core y semi-core ofrece un carry y un roll-down atractivos, gracias a que las curvas son comparativamente más elevadas y deberían seguir siendo atractivas para los inversores europeos y extranjeros”. Reino Unido “En el Reino Unido, la probabilidad de una subida de tipos en el primer semestre de 2018 ha aumentado, ya que la inflación se ha mantenido por encima del objetivo del Banco de Inglaterra y los datos del mercado laboral han sido buenos. El Banco de Inglaterra también podría subir los tipos de forma preventiva para tener munición de reserva en caso de que se produzca una crisis económica cuando el Brexit se haga efectivo. Aunque la deuda pública británica cuenta con un sólido apoyo estructural, está cara frente a otros mercados de deuda pública. Por lo tanto, la cautela está justificada”. Mercados emergentes “Después de descender durante dos años, la inflación de los mercados emergentes se prepara para subir en 2018, lo que crea oportunidades en el mercado de bonos indexados a la inflación de los países emergentes, donde los rendimientos reales son atractivos comparados con sus homólogos desarrollados. Las positivas perspectivas en torno a la inflación de los mercados emergentes se apoyan en varios factores. Los precios de los alimentos, que tienen un peso elevado en la cesta del IPC de muchos de estos países, deberían rebotar tras la atonía de 2017. Del mismo modo, el encarecimiento de la energía y los metales básicos que hemos visto recientemente pronto comenzará a dejarse sentir en la inflación general. Además, el descenso de las brechas de producción y el sólido crecimiento de los mercados emergentes deberían tirar al alza de los salarios. Por último, podríamos ver cómo las monedas de los países emergentes pierden terreno frente al dólar a medida que la Fed vaya endureciendo su política monetaria, lo que elevaría los precios de las importaciones. Las tasas de inflación implícita de Chile, Rusia y Brasil están en niveles atractivos. Nuestra forma favorita de expresar nuestra visión negativa sobre la beta de las divisas emergentes es infraponderar las monedas más expuestas a una desaceleración de China”.