Brasil atraviesa una auténtica tormenta política y económica. Al pulso que juega su presidenta, Dilma Rousseff, se une la maltrecha salud de su economía. Por ello, la agencia de calificación crediticia Fitch ha decidido rebajar el rating de la deuda soberana del país hasta BBB-. Entre las razones que argumenta la agencia están es que […]
Dirigentes Digital
| 15 oct 2015
Brasil atraviesa una auténtica tormenta política y económica. Al pulso que juega su presidenta, Dilma Rousseff, se une la maltrecha salud de su economía. Por ello, la agencia de calificación crediticia Fitch ha decidido rebajar el rating de la deuda soberana del país hasta BBB-.
Entre las razones que argumenta la agencia están es que Brasil debe hacer frente a la consolidación fiscal y un empeoramiento de su economía. También ve preocupante el clima político del país, que no ayuda a implementar las medidas necesarias para encaminar su cuadro macro. Tal es la situación que Fitch considera que el déficit se deteriorará hasta cerca del un 9% del PIB.
‘Acuerdo’ entre las tres agencias
Fitch se une a Standard & Poor’s y a Moody’s, que durante este verano ya rebajaron la nota de Brasil. En concreto, una semana después de que el gobierno de Dilma Rousseff confirmara que el país se encontraba en recesión técnica, S&P informaba de que bajaba la nota de BBB- a BB+.
En el mes de agosto fue el turno de Moody’s, que rebajó la nota del país desde "Baa2" hasta "Baa3".
¿Qué implicaciones tiene realmente?
La economía de Brasil tendrá que hacer frente a un nuevo reto: financiarse teniendo un rating de ‘bono basura’. Y es que la decisión de la agencia tiene múltiples implicaciones para el país. Estas nuevas condiciones harán que muchos inversores tomen más precauciones a la hora de pensar en Brasil como destino para su dinero.
Además, de alguna forma, la economía de Brasil despertará la desconfianza de los inversores que le harán mayores exigencias. ¿Qué quiere decir esto? El país tendrá que pagar más intereses si quiere que le presten dinero. Eso, siempre y cuando los inversores se ‘fíen’ ya que muchos con perfil conservador evitaran tomar posiciones en sus activos.