A pesar de que la cultura financiera sigue siendo una asignatura pendiente en España, es evidente que los ahorradores tienen cada vez más claro que, para seguir manteniendo el nivel de vida tras la jubilación, será necesario complementar la pensión pública. Sin embargo, y pese a ser conscientes de ello, el desarrollo de planes y […]
Dirigentes Digital
| 13 may 2016
A pesar de que la cultura financiera sigue siendo una asignatura pendiente en España, es evidente que los ahorradores tienen cada vez más claro que, para seguir manteniendo el nivel de vida tras la jubilación, será necesario complementar la pensión pública.
Sin embargo, y pese a ser conscientes de ello, el desarrollo de planes y fondos de pensiones aún está muy rezagado en el país respecto a otros europeos. Según datos de Inverco, en 2015 el volumen de activos de los fondos de pensiones en relación con el PIB se situó en el 84,4% para la media ponderada de los países de la OCDE. Y España ocupa en ese ranking uno de los puestos más bajos, con el 9,5% del PIB.
La iliquidez, su escasa rentabilidad y las comisiones poco o nada competitivas son solo algunas de las críticas que han frustrado los intentos de autoridades y entidades por fomentar los planes de pensiones en los últimos años. Pero frente a los que piensan que estos productos son una mala opción, desde Abante consideran que el problema está en cómo se invierte a través de ellos.
Para Enrique Borrajeros, socio y director de desarrollo de negocio de la firma, los ahorradores deben exigir a los planes de pensiones lo mismo que a los fondos de inversión: una acertada distribución de activos y una correcta selección de valores.
Cultura financiera: clave en el desarrollo
Sila Piñeiro, directora de inversión alternativa de Credit Suisse Gestión, explica la importancia de la educación financiera para complementar el sistema público con el ahorro privado. "La tradición en España de tener una casa en propiedad, que se acaba convirtiendo en el principal activo. También influye el hecho de que la tasa de sustitución pública es del 74%, una de las más altas de la OCDE. Así, no es extraño que el número de partícipes en planes de pensiones individuales durante 2015 sea casi el mismo que hace una década", indica.
A su juicio, sería importante que se llevase a cabo una intensa labor de educación financiera primero, y de concienciación después, para que se le diese la importancia debida a la planificación del ahorro de cara a la jubilación. "Transparencia e información son claves para que la población sea consciente de que no se puede delegar en el Estado la responsabilidad total de su situación financiera futura".
Los expertos estiman que, ante este panorama, la tendencia entre las gestoras es ajustar en lo posible el producto a las necesidades personales del cliente, adaptando su perfil de riesgo a su situación actual y a sus necesidades futuras. "Al final, un plan de pensiones no es más que hacer una planificación patrimonial con un horizonte temporal definido, la jubilación del cliente", recuerdan, insistiendo en que "la información y transparencia sobre el estado de las pensiones públicas deberían ser los ejes en los que se apoye el incremento de la importancia de los planes de pensiones privados en España". A su juicio, el aumento de los beneficios asociados a este producto podrían ser el catalizador para que se conviertan en el producto estrella destinado al ahorro, tal y como sucede en otros países europeos.
Para los expertos de Abante, la educación financiera también tiene que ver, y mucho, en la rentabilidad conseguida a través de estos productos. En un análisis sobre la industria, ya criticaban el afán de los ahorradores por concentrar las aportaciones a final de año, cuando las entidades apabullan al ahorrador con el lanzamiento de productos para aprovechar que se empiezan a buscar fórmulas para rebajar la factura fiscal en la declaración de la renta. "De media, el 56% de las aportaciones se dejan para el último trimestre.
En 2014 el 60,5% se hicieron entre septiembre y diciembre. Este comportamiento juega en contra del inversor, especialmente en la renta variable: sale un 2,5% más caro que el ahorro periódico", indican los expertos.
Del mismo modo, apuntan al carácter conservador de los inversores, que les lleva a elegir los planes de pensiones de mayor tamaño, "que no son ni los más rentables ni los más baratos".
Planes de empleo
El insuficiente grado de desarrollo del sistema privado de pensiones en España es un hecho. En los países de nuestro entorno, la población ocupada cubierta por planes de pensiones, se encuentra entre el 80% y el 100%. En España, es tan sólo del 11% (Sistema de Empleo) de 13.731 entidades han promovido planes de pensiones.
En un informe elaborado por el IEB sobre el sector, los expertos coincidían en la necesidad de cambiar el modelo español, siguiendo más de cerca lo que se hace en otros países como Alemania, donde el perfil del ahorrador es muy similar al nacional. Allí, se basan en esos mayores incentivos y un papel predominante de los fondos de para incentivar el ahorro privado de cara a la jubilación.
El país germano inició sus reformas en 2001 a través del conocido sistema Riester, creando un nuevo sistema de ahorro complementario mediante pensiones privadas, tanto de empleo como individuales. Y no solo con incentivos fiscales. También se crearon subsidios (básicos y familiares por hijos) mediante la aportación pública directa a las cuentas de pensiones.
Estos subsidios solo se aplican a los ahorradores que aporten un 4% de sus ingresos a estas cuentas. Además, se incentivaron los planes de empleo, extendiendo el modelo a los oficios, autónomos y trabajadores por cuenta propia, permitiendo aportaciones anuales de hasta 20.000 euros o 40.000 en el caso de matrimonios, con una deducción parcial de impuestos considerándolas como gastos extraordinarios. La deducción fue del 76% en 2013, pero ascenderá progresivamente hasta el 100% en 2025.
En otros países como EEUU o Reino Unido, destacan las figuras de planes de ahorro individual, a menudo ligadas a la cobertura de la jubilación, como las conocidas IRA o los planes de empleo 401 en EEUU y las cuentas individuales ISA, combinables con pensiones personales en Reino Unido. Todos ellos cuentan con una fiscalidad favorable. Por ejemplo, los ISA, permiten a los ahorradores británicos hacer aportaciones anuales de hasta 15.000 libras invertibles en una amplia gama de productos como acciones, bonos, vehículos de fondos, cash, etc. "Nada comparable al tímido intento del Plan de Ahorro 5 recientemente creado en España", critican los expertos.