Ante la evidencia de un descenso de la demanda interna, el consumo supone la mitad del PIB francés, una contracción del mercado externo, que se agudizará por las restricciones de comercio con Rusia y un recorte de 21.000 millones de gasto público; el Insee ha rebajado drásticamente las expectativas de crecimiento para el país.
En concreto, el organismo tiene una previsión de un ritmo anual del 0,4%, frente al 0,7% de la anterior estimación. Pero lo peor es que Francia estará rozando la recesión en los próximos trimestres. El instituto apenas da una décima de crecimiento de aquí a final de año. Los expertos esperan que lo que resta de 2014 sea especialmente duro para las economías europeas por las tensiones diplomáticas con Rusia. La Unión Europea y Moscú se ha vetado mutuamente la exportación de alimentos y servicios, pero nadie asegura que los bloqueos comerciales aumenten en intensidad con el invierno, cuando Rusia, principal exportador de gas a Europa central y oriental, amenace con cerrar los gaseoductos.
El Gobierno de Hollande ya se ha puesto en lo peor y ha anunciado que no cumplirá con los objetivos de déficit, que fueron retrasados por Bruselas, por el aplazamiento de la recuperación en la euro zona. En esta semana ha presentado los presupuestos, en los que incluyen
un recorte del gasto de 50.000 millones, pero insuficiente para volver al equilibrio presupuestario hasta 2019.
Francia envía un mensaje de auxilio a sus socios europeos para cambiar la política económica de Europa. Sin embargo, el BCE y la Comisión le piden que afronte severas reformas estructurales antes de apostar decididamente por los estímulos económicos.