El PP no se aclara. Uno de los puntos de su programa electoral era reformar el sistema educativo del Gobierno el PSOE, y las críticas y las voces cada vez más altas en contra de las propuestas del ministro José Ignacio Vert hicieron que Rajoy "callara" sobre este tema y dejara la reforma educativa en un […]
Dirigentes Digital
| 17 sep 2014
El PP no se aclara. Uno de los puntos de su programa electoral era reformar el sistema educativo del Gobierno el PSOE, y las críticas y las voces cada vez más altas en contra de las propuestas del ministro José Ignacio Vert hicieron que Rajoy "callara" sobre este tema y dejara la reforma educativa en un permanente "stand by".
Ahora, le toca a la reforma de la ley del aborto: la propuesta "reina" dentro del programa del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Una ley que dejaba prácticamente a cero los supuestos en los que la mujer podía acogerse a su decisión de abortar, incluiso, la malformación del feto.
Las críticas de la opinión pública se hicieron cada vez mayores, hasta que el Gobierno obligó a Gallardón a dar la primera marcha atrás: La Ley Orgánica de Protección de los Derechos del Concebido y de la Mujer Embarazada contemplaría un listado cerrado de malformaciones incompatibles con la vida a partir de las cuales las mujeres podrán acogerse a la interrupción voluntaria de su embarazo, de acuerdo con los preceptos de la ley.
Pero las críticas no se silenciaron, sino todo lo contrario. Prácticamente todos los partidos políticos pedían al Gobierno la derogación de esta ley y la opinión pública siguió alzando la voz hasta el punto de echarse a las calles en diversas manifestaciones para pedir a Gallardón que cambiara de opinión.
Ahora, el ministro de Justicia intenta ganar tiempo para pesar qué hace con su futuro. De momento, ha explicado que pospone el proyecto de reforma de la ley del aborto porque su departamento debe "centrar todos los esfuerzos" en responder al "desafío soberanista" catalán, que exigirá la presentación de uno o varios recursos ante el Tribunal Constitucional. Pero la consulta con la almohada está clara: Gallardón se plantea dimitir si finalmente su reforma estrella no ve la luz. La soledad es absoluta y ya nadie del Gobierno de Rajoy parece apoyarle. ¿El motivo? Los votos que perdería con esta controvertida ley.